No soy vos sos yo

Ya dije algo en otro lado sobre la forma de vincularse de las personas con trastorno borderline. Su relación con los demás se ve afectada por una grave falla en la estructura de su yo: la identidad determina cómo vemos a los demás, porque para relacionarnos con ellos proyectamos elementos de nuestra propia identidad (y viceversa, nuestra identidad se conforma y evoluciona incorporando rasgos de los seres con quienes establecemos vínculos significativos).
Esa falla es una división en la "imagen": se segrega un conjunto de rasgos negativos, que no se reconocen como propios, y se forma una especie de "otro yo" rechazado, que luego es depositario de todo rasgo rechazado. Esto hace que aparentemente se tenga una imagen armoniosa de sí mismo (y del otro) que de repente puede convertirse en todo lo contrario (como el otro).
La forma de vincularse a otros es la consecuencia de esa disociación interna: al principio se clasifica a alguien como representante de esa imagen interna armoniosa, ideal, y entonces se percibe al otro como perfecto (en una forma que es diferente a la idealización de los enamorados), especialmente, se espera mucho, como una consecuencia de la falta de consistencia interna, se percibe un otro consistente y se espera que sea un soporte, un salvavidas: como cuando alguien que se está cayendo y se cuelga de la primera persona que encuentra al alcance. Como la inestabilidad es interna, la persona necesita apoyarse en el otro de manera creciente, se siente dependiente y se empieza a angustiar, entonces demanda más y más atención, hasta que inevitablemente el otro no puede con todo y falla, pone algún límite.
La frustración de parte se alguien a quien ven como omnipotente se vive como una catástrofe, y el otro se convierte de golpe en un ser impotente y degradado al extremo: ahora recibe todas las cualidades que eran rechazadas.
Los vínculos "terapéuticos" son en el fondo un subconjunto de los vínculos de "cuidado", y es decir que tienen una raíz en los vínculos primarios de dependencia, con lo que casi siempre hay un factor emocional. Sobre todo cuando el objeto de cuidado son las mismas emociones de la persona tratada.
Ahí viene que el paciente border desborda los tiempos disponibles de los profesionales, como decía en otra parte. A veces es un circuito insalvable, a veces se requiere un contexto institucional que le sirva para repartir la demanda, a veces alcanza con que un tercero haga de puente entre una terapia que fracasó y otra nueva.
Es imposible hacer en terapia la reconstrucción de las relaciones personales y cómo se repiten: lo que se repiten son los ciclos con los terapeutas mismos. Hay una diferencia y es que cada crisis no cuesta un divorcio ni deja hijos en el camino. En cada cambio hay que tratar de explicitar un poquito más las reglas del encuadre, describir qué se puede esperar y qué no. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Tiempos virulentos

Los que triunfan al fracasar

Los garcas