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Mostrando entradas de 2022

Nos siguen pegando abajo

Historia repetida: el gobierno toma una medida, los estudiantes se quejan, nadie los oye, se siguen quejando, siguen sin respuesta, toman un colegio, la gente se indigna, el gobierno habla, toman más colegios, el gobierno amenaza, la gente aplaude. ¿Qué lleva a tantas personas a disfrutar la idea de castigar a los pibes? Cuando se anunció el programa de pasantías, por el que estudiantes de quinto año son obligados a trabajar gratis para aprobar el colegio secundario, que es obligatorio para todos, aparecieron quejas, que rápidamente se leyeron como "no quieren trabajar" ¿cómo no vas a querer trabajar, no sabés que al país se lo saca adelante trabajando? Además, se trata de un reclamo que es válido y legítimo desde que se terminó para los adolescentes la vieja opción "estudiar o trabajar". Ahora se estudia hasta los 18 años, y en ese marco es lógico y razonable que se pida que después de tanto estudio, los pibes tengan algún tipo de preparación que les sirva para la

Está todo para el orto

El ahora viejo DSM IV tenía un detalle que siempre me pareció el signo de un paradigma que se perdió. Entre los criterios para definir cualquier diagnóstico siempre incluía el aspecto subjetivo. Concretamente, el hecho de que el conjunto de fenómenos observables por nosotros sólo se podía considerar un trastorno si causaba un malestar subjetivo. Sólo si el paciente siente que sufre puede diagnosticarse. Bien pensado, es una posición extrema. No digo que haya que abandonarla, pero lo es. Son principios necesarios, porque de otra manera, nos convertimos en policías de la razón, poniéndonos a decidir quién tiene los patitos en fila. Pero se trata de principios, no de leyes naturales, y hay situaciones en que no podemos seguirlos a rajatabla. Como en un momento específico del ciclo del paciente bipolar, el momento en que empieza su fase maníaca o hipomaníaca. Cosa que vengo pensando desde que una paciente deprimida empezó a estar bien.  En lo que puedo suponer de su conducta manifiesta, no

Cómo trabaja un psiquiatra

Como psicólogo a veces mando pacientes a ver a un psiquiatra. Hago eso cuando entiendo que el "estado mental" de mi paciente no le va a dejar hacer el trabajo que tiene que hacer en terapia, ya sea que el malestar sobrepasa su capacidad, o que está muy débil como para procesar algún tipo de emoción, o muy desorganizado. También lo hago cuando el problema es, digamos, "orgánico", y no tengo mucho que hacer con eso. Y el psiquiatra le recomienda un plan de medicación, lo prueba, lo ajusta, y en general, la cosa anda.  Pero para que la cosa ande es necesario algo más que acertar con la medicación: la gente necesita confiar en el psiquiatra. No es cosa de andar aplicando la regla del cinco por uno y pichicatear todo el mundo a la primera. El experimento de Milgram nos puede hacer creer que alcanza con tener un guardapolvo blanco y cara de científico para que la gente acate las órdenes más locas. Claro que una cosa es picanear a un desconocido impunemente, y otra cosa to

La pedagogía de Procusto

Cada tanto uno escucha cosas que parecen no tener sentido. Como esa vez que pasaba al lado de una profe de natación y escuché "necesito dominar a mi víctima para aprobar el curso", cosa que sí tenía sentido en el contexto de las técnicas de salvataje de los guardavidas. En muchos ámbitos se construyen dialectos propios, parcelas del idioma que se van haciendo herméticas a oídos extranjeros. Como pasa con el discurso de los marxistas verdaderos, que aunque parece coherente, en el fondo remite a un cuerpo de ideas que prefieren guardarse para ellos, por motivos determinados dentro de ese mismo cuerpo de ideas. Con los pacientes psicóticos pasa algo parecido, porque dicen cosas que tienen sentido en el contexto de su propio sistema de ideas, pero el detalle es que cuando te hablan, es porque dan por sentado que vos estás en tema, y te cachan con sobreentendidos, y se sienten muy decepcionados si no los agarrás, con altísima probabilidad de que en el fondo te estés haciendo el bo

Anécdotas robadas

Me acuerdo siempre de cuando Macri contó la anécdota de Mari y  Cacho Bochas. Me acuerdo porque cada tanto alguien menciona a Cacho para burlarse de alguna invención medio ridículo. Me acuerdo también porque cada tanto paso por la cuadra donde hace tiempo atendía en su domicilio a la verdadera Mari por el cuadro de estrés postraumático que tenía después del robo que sufrió. El factor que se repite en todos los casos de estrés postraumático, o neurosis traumática, como se decía antes, es que el peligro había encontrado al paciente sin preparación, constituyendo una situación que no puede interpretar. Esto parece muy intelectual, pero la imposibilidad de interpretar el hecho real es el motivo de que se rememore una y otra vez de manera compulsiva, como flash-back, como sueño traumático, como crisis de angustia, etc. También recuerden que eso puede deberse tanto a la falta de madurez del sujeto, a la intensidad del evento traumático mismo, como a la circunstancia de haberse dado sin antic

Pato al agua

El juego puede liberar, eso se dice y se sabe. Va entonces un ejemplo de cómo puede suceder en un nivel muy básico. Hace mucho había visto al payaso Piñón Fijo haciendo en la tele el juego de "Pato al agua", una versión criolla del "Simón dice". Mucho más elemental: las opciones son el agua y la tierra, los jugadores saltan a uno u otro lado cuando el que dirige dice "Pato al agua", etc. Si no dice "Pato", no tienen que saltar. "¡Qué liberador!¡Un juego que enseña a obedecer!"  Justamente lo había recordado a raíz del tema de ser obediente, y qué se podía hacer con esa tendencia, desde el juego. Desde el punto de vista "madurativo", el juego exige otra cosa: no obedecer, sino esperar antes de obedecer. En la medida en que se tiene que cumplir una condición, no se puede responder de manera automática. Hay que inhibir el impulso obediente, para poder decidir si se obedece o no. Desde el punto de vista psicológico, eso quiere d

Terapia sintética

Una situación que se ha repetido: una paciente viene trabajando tema x con idas y venidas, y de la nada un día dice "la semana que viene y la otra no puede venir porque me opero las lolas". La única vez que una paciente mía se operó y fué hablando del tema a lo largo del proceso, se trataba de una trabajadora sexual, que desde el vamos traía referencias a su cuerpo a las sesiones. ¿Será que desde el principio se asume que los psicólogos, que nos ocupamos de la mente, estamos en contra del cuerpo? ¿O será que yo mismo estoy en contra de las cirugías plásticas (estoy, aunque no lo diga) y las pacientes lo registran de alguna manera? Esto no es pregunta retórica, los que pretendemos cuidar la salud mental ajena tenemos que estar cuestionando a cada rato nuestras ideas acerca de lo que es sano.  Y digo "ideas" porque aunque sean prejuicios, eso suena a que están mal por ser prejuicios, pero todos los juicios son prejuicios, esencialmente, porque para decidir nunca se sa

La madre tierra

Ya con el título le quité suspenso. Pero el complejo de Edipo ya no debiera ser motivo de sorpresa para nadie. Es como Jeckill y Hide, o como el Sexto sentido, no tiene sentido ignorarlo. En abstracto, algunas aclaraciones: El Edipo no es con la mamá, es con el Otro de los primeros cuidados.  En las mujeres también se llama Edipo, y también empieza con el Otro de los primeros cuidados, aunque más adelante se manifieste en muchos casos como fijación en el padre como objeto de amor. Cada uno sigue un camino original en sus elecciones de objeto, que deja huellas muy evidentes para quien quiera verlas. La diferencia sexual anatómica importa mucho, aunque la identidad sexual sea otra cosa. No la determina, pero la identidad sexual nunca se constituye sin tomar nota de la diferencia sexual anatómica. Dicho esto, hablemos de ecología. Hace poco se dió uno de tantos capítulos en el complejo conflicto que gira en torno a la instalación de explotaciones mineras en el país. Sobre todo respecto de

Educación sexual

Pido disculpas por adelantado si me repito. Puede que no ande bien de la memoria, pero lo cierto es que ciertas cuestiones, ciertos problemas, se repiten en las consulta, así como algunos ejes que los determinan. También las ideas insisten, porque nunca se terminan de expresar completamente. Hace un par de días dije en público que existe un generalizado prejuicio de que la gente va al psicólogo a charlar sobre sus problemas existenciales, y se cree que eso es la salud mental. En cambio, está lleno de patologías específicas que requieren ayuda en muchos niveles, y no hay un solo manual de psiquiatría que pretenda que se trate exclusivamente con fármacos. Como ironía de la clínica, desde ese momento no dejan de plantearme dudas de lo mas abstractas. No me quejo: lo más lindo del trabajo es acompañar y facilitar el camino de alguien que se pregunta qué es lo que quiere. Y por supuesto, cuando son decisiones de la vida amorosa nos motiva más, porque el origen de la curiosidad es sexual, y

Tareas domésticas

Desde que trabajo en el consultorio, hasta el momento nunca me faltó un o una paciente que tuviera problemas de convivencia a causa de las tareas domésticas. Como es sabido, las mujeres se quejan de que los varones son negligentes o directamente se resisten a hacer la parte que les toca, y los varones se quejan de que las mujeres se quejan. Todos, por supuesto, esperan que el terapeuta les dé la razón, los apañe, les diga "no merecés que te traten así". Y yo creo que debería colgar un cartel con la frase de Hamlet: "Tratad a cada uno según lo merezca y nadie escapará de una paliza". El primer problema es que cuanto más protestes porque te dejen sola con un trabajo, más odioso parece ese trabajo. Y ya se parte de un trabajo concebido como inferior, así que la protesta agranda el problema y además te carga con el defecto de ser una mujer protestona, quejosa, vaga, mala mujer, PUTA. Les parece que exagero pero créanme: así funciona la mente del varón promedio. En esto

Qué me diría el psicólogo

Paciente que vuelve después de un tiempo,  me cuenta que después de dejar la terapia, a veces le pasaba que ante un problema se preguntaba que le hubiera dicho yo, y que en general se imaginaba algo que le le servía para resolver. Si eso era lo que había dejado la terapia, es como decía Lacan: la identificación con el discurso del terapeuta (la expresión original era "el discurso del analista", pero en este caso se puede decir que no hay análisis). Muchos analistas parecen creer que eso se evita con la abstinencia. De tanto pensar en términos de "sujeto", se olvidan que los pacientes son seres vivos. Que los pacientes se identifican es conocido y aprovechado -nadie lo admite, pero la "Psicología de las masas" es uno de los libros más rendidores del sXX. Yo creo que nos paramos poco a asombrarnos de este proceso, que va mucho más allá de la imitación o la adopción de rasgos puntuales. Es tan complejo que determina en muchos casos el éxito académico. Para po

A seguro se lo llevaron preso

Así como tenemos 44 millones de directores técnicos, tenemos 44 millones de psicoanalistas. Y por supuesto, tenemos un ramillete de explicaciones trilladas a mano para dar cuenta de cualquier situación. Todas estas explicaciones no se despegan del animismo, es decir que remiten cada fenómeno a una causa que siempre es alguna especie de entidad a la vez simple, inanalizable y paradójicamente capaz de provocar los efectos más diversos porque es como el gusano que desafió a Eru cuando el origen del mundo.  Algunos ejemplos de moda: el estrés, la ansiedad, el "estrés postraumático". Son todos términos que de algún lado salieron y se popularizaron. Se diferencian de otro tipo de explicaciones "esencialistas" del tipo "soy fóbico", "soy bipolar", o "soy neurodivergente", que como se ve pasan por la identificación con un tipo especial (esto conecta con los "carácteres de exepción", sobre los que pueden leer un texto muy interesssszzz

Todos dicen lo mismo.

Estuvo en boca de todos el tema de la violencia. Un señor que es figura pública, referente de la lucha por los Derechos Humanos, agredió a una mujer. Con muy pocas excepciones, el veredicto de la opinión fué "es un violento". Casi nadie se limitó a condenar el acto, sino que todo el mundo parece ver con naturalidad el tipo de atribución del ser, que en el fondo es el mismo que el discurso de la peligrosidad, que se critica en otros lugares. Uno puede repasar las veces que quiera la falacia de afirmación del consecuente, sin que esto cambie nada, porque el mecanismo es otro: en realidad se trata de un chivo emisario. Es un rol social que el grupo asigna a uno de sus miembros para alimentar cierta fantasía de que el problema es esa persona, y que una vez expulsada todo va a andar bien. Necesitan al chivo emisario tanto más cuanto más grandes sean sus propios problemas de los que no pueden ocuparse. Como no soy psicólogo social, no voy a opinar respecto de cómo se maneja esta di

El novio vegano

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Cómo es que la gente no tiene cuidado? Entre amigos nos preguntamos, nos enojamos, tratamos de pelotudos a los que no se cuidan, con bronca, porque los imprudentes siempre, siempre ponen en riesgo algo más que a sí mismos. Si alguien quisiera ser imprudente sin fastidiar, debería mpezar por poner sus papeles en orden, no tener hijos ni seres vivos que dependan de él, e irse a una montaña bien alta y practicar patinaje por un precipicio. Ya se sabe que en realidad es un mecanismo de adaptación a condiciones de riesgo constantes. Vivir en estado de alerta genera estrés y afecta la salud, además de ser el camino al trastorno adaptativo con ansiedad, depresión o mixto. Llegado cierto punto, parece que es más negocio disociarse de la percepción del peligro y relajarse. Un detalle que hace posible este negocio es que si el peligro es regular y estable, la vigilancia no le agrega mucho. Claro que la otra condición necesaria es que las medidas de protección se hayan vuelto lo suficientemente r

Hacerse hombres

Quería escribir la crónica de una doble internación, ahora que ya se resolvió. No sabía muy bien qué enfoque darle. Hace meses venimos atrás de estos dos casos, todo el equipo de coordinación, asistente social, psiquiatra, psicólogo, servicio de urgencias psiquiátricas, con la auditoría de la Obra Social y el departamento de legales encima para que "resolvamos". En ambos casos se trata de, como nos gusta decir ahora, consumo problemático de substancias. Así esquivamos el bulto respecto del concepto de adicción, que viene más manoseado que un repasador de cocina.  Ahí nomás está el tema de las internaciones involuntarias, pero de qué sirve discutir uno o dos casos que no se pueden contrastar. Los chicos no están tratando de matarse, ni de matar a nadie. Un poco se ponen en riesgo por ejemplo manoteando un celular de un vecino, que después los viene a buscar con sus amigos queriendo darles una paliza. Se escapan, andan por la calle... Pero eso les pasa porque son tontos, tontos

Pederastia y pedofilia.

Cada vez que alguien del gremio se anima a señalar esta diferencia, y la importancia de no criminalizar la pedofilia, sino asistir a las personas que tienen esta condición del deseo sexual. Esto es inobjetable tanto desde el punto de vista legal  como desde el punto de vista sanitario:  Desde lo legal no existe, y con buena razón la más mínima posibilidad de castigar un deseo, sólo conductas, y tienen que ser conductas establecidas y descriptas de antemano en la ley. Cansa a veces repetirlo, pero por más que el sentido común nos pida castigos para todo lo que puede llegar a hacer daño, esto está prohibido justamente por los abusos a los que llevó de manera invariable a lo largo de la historia. Claro que cada uno de nosotros se dice "yo a éste lo agarro de una oreja y lo arreglo", pero hay que recordarnos que, pobres ilusos, nunca vamos a estar en posición de hacer eso: siempre va a ser otro el que va a tener EL PODER de agarrar a quien le parezca de una oreja y "arreglar

Papá enojado

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El capítulo famoso de Los Simpsons trata sobre todo de la burbuja de las ".com", pero como Homero se roba el capítulo con sus pataletas, todo el mundo lo vió y nadie aprendió la lección. Pero la economía no es lo mío. Tampoco la creencia de que la ira contenida (no reprimida ni inhibida) provoca manifestaciones psicosomáticas y es necesario descargarla cada tanto: eso es un mito difundido por la gente que sufre de trastorno explosivo intermitente. Simplemente me acordé del rasgo central de Homero, su tendencia a enojarse cuando las cosas no salen como espera. Lo que muchas veces se llama "baja tolerancia a la frustración", y que no depende tanto de cuán impaciente sea una persona, sino de qué tan primaria es su respuesta.  Un detalle central es que la ira de Homero es, de manera bastante explícita en la serie, una consecuencia directa de su limitación. Se enoja porque es tonto, por eso causan gracia sus videos. A mí no me gusta hacer la lectura de que tal o cual pac

Turing y su máquina de garchar

Un amigo de un amigo se bajó el Tinder y se hizo un bot (uno de esos programitas que interactúan con las redes sociales) programado para poner "Me gusta" en todos los perfiles de mujeres. Lo dejó andando un tiempo, y después se dedicó a elegir entre todas las chicas que hicieron "Match". El flaco al parecer comentaba que "así ya arranco con ventaja, tengo para elegir". Mi respuesta fué "¿sabrá ese amigo que las chicas probablemente estén haciendo el mismo juego?" Una diferencia entre estas aplicaciones y un boliche para el levante es que los demás no ven tus interacciones. Pero como todos juegan en el mismo lugar, lo lógico es esperar que todos hagan uso de las posibilidades que les da la red. Al final se termina haciendo un juego de selección mutua, que tiene sus vueltas propias pero en el fondo no cambia mucho. La meta siempre es la misma y es bastante escurridiza: acertar a despertar el deseo en otro. Por más que parezca que sólo quieren encon

Consciencia de enfermedad

La expresión "consciencia de enfermedad" parece más bien un concepto jurídico, o filosófico, que un elemento concreto de la semiología psiquiátrica.  La "semiología" es un conjunto más o menos ordenado de signos específicos que los especialistas anotan al evaluar un paciente. Es también una sección concreta al principio de las Historias Clínicas. Abarca detalles como capacidad de orientación, estado del pensamiento, tipo de lenguaje, arreglo personal, presencia o ausencia de alteraciones perceptivas, ponderación del juicio, y por supuesto, si el paciente tiene o no tiene "consciencia de enfermedad". Intuitivamente se darán cuenta por dónde va la cosa. También se darán cuenta de cuál es el posible mal uso que se puede dar a un concepto así. Las personas que desconfían de los médicos dicen que se abre la puerta a diagnosticar cualquier cosa bajo capa de que el paciente carece de consciencia de enfermedad. Que se puede esgrimir ante cualquier oposición a una

El GPS del amor

La computadora nueva vino con un asistente de voz, un engendro con voz de gallega que te pregunta qué necesitas. No puedo acordarme el nombre, así que la llamaremos Cadorna. Por supuesto que lo desactivé de inmediato, como todas las opciones invasivas de Windows que pude encontrar, aunque sé que no hay forma de confiar en ese sistema. En cuanto se descuide lo reemplazo por uno basado en linux. Desde que a los I-Phone les pusieron ese asistente llamado Siri, parece que es imprescindible que los dispositivos vengan con algo parecido ¿no aprendieron con los GPS? ¿No les llenaron los buzones con cartas de odio por la irritante voz mandatoria que a cada rato te decía "doble a la derecha en la ziguiente interseczión". Parece que no. Los usuarios están ¿contentos? Tienen la fascinación de los chicos que se compran un yo-yo cuando los yo-yos se ponen de moda: el resto del tiempo duermen en el fondo de un baúl.  Sí, sí: todos vimos esas películas donde los androides son mujeres sexis