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Mostrando las entradas etiquetadas como Sexualidad

A tontas y a locas

Hace poco circuló en la red social Twitter un intercambio donde el panelista Martín Tetaz se mostraba inclinado a considerar que 16 años era una edad posible para que alguien se dedique al trabajo sexual. No quise reproducirlo porque quienes le contestaban sostenían una postura que en mi opinión sirve al prejuicio de que todo trabajo sexual es trata de personas, y en consecuencia, legitima medidas policiales que redundan en poner a quienes hacen trabajo sexual bajo control de la policía. Pero nunca está de más insistir con la cuestión de la edad del consentimiento. Sobre todo por el temita del consentimiento. El sentido común nos dice que si no hay consentimiento, hay violación, y que para que el consentimiento valga, tiene que haber capacidad. Las personas inconscientes no pueden consentir, las personas asustadas no pueden consentir, las personas inmaduras no pueden consentir. Las personas necesitadas ¿pueden consentir? Contra el trabajo sexual se argumenta que tampoco sería válido el...

Está todo bien, o está todo mal

Los psicólogos robamos mucho gracias a la falta de amor. La falta de amor es un problema porque hemos convertido al amor en garantía de sexo, cuidados y estabilidad financiera. Pero aunque reneguemos del amor, esas cosas son importantes y siguen faltando. Además, la ventaja del amor es que se puede usar para validar la demanda de todo eso, mientras que no se acepta que esas necesidades se puedan intercambiar. Se hace, y mucho, pero en voz baja: se cambia sexo por cuidados, cuidados por dinero, sexo por dinero. Es una picardía que las necesidades más básicas no tengan el reconocimiento debido porque no queremos aceptar que las personas podamos tener al respecto contratos libres, voluntarios, hechos a medida entre las partes interesadas (jijijii dije "partes"). Que el dinero pueda determinar en realidad qué clase de intercambios se legitiman, sin figurar él mismo en las cláusulas explícitas, no sorprende a nadie, y explica por qué son sobre todo las mujeres las que pasan más di...

La doble moral

Es un tema repetitivo, pero siento la necesidad de recordarlo. Es algo que vuelve en las consultas una y otra vez. Los pacientes consultan y hablan sobre todas las cosas de su vida amorosa. Esto es porque trabajo con adolescentes y adultos, cuando trabajás con otros grupos hay otras prevalencias. Todos y todas, pacientes y pacientas, y pacientxs, traen sus problemas de pareja o falta de pareja. Los conflictos, las incertidumbres, los fracasos, los progresos y etapas de sus relaciones... Y en todos estos temas siempre hay una divisoria de aguas, una dicotomía que insiste y molesta como el zumbido del mosquito: si una relación es seria o no. Cada vez que alguien trae este tema siento el impulso de sacar al paciente a empujones al grito de BOLUDECES NO. Las presentaciones típicas: el que se pregunta si está listo para una relación seria, la que se pregunta si él quiere una relación seria. El que cree que conocer a los padres convierte a la relación en seria, la que no quiere que se incluy...