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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Padre padrone

Es sabido que los padres patológicos causan daños irreparables. Los violentos, los violadores, los adictos, los que manejan borrachos, los jugadores. Más sorprendente es la porción de gente relativamente normal que crece con padres bastante jodidos. La vida en familia hace que por poco sadismo que tenga sin canalizar un individuo, al fina algo les dedica a sus hijos. Por otro lado, hay que andarse con cuidado: sabemos que la imagen del padre que surge de los relatos de los pacientes es muy diferente de la que podemos hacernos de primera mano ¿puede ser que esto sea algo más que la consecuencia de la fachada de "normalidad" que pone la gente ante los exptraños, los psicólogos, o policías? Y al mismo tiempo nos encontramos con que a pesar de las pruebas más fehacientes de tener no ya una personalidad psicopática, sino una aversión hacia su hijo, hija o hijos, los pacientes insisten casi siempre en tratar de reconciliarse. Respecto de las madres, dice Melanie Klein que a edad mu

Amasar la masa sana.

Ya debe sonar repetitivo, pero qué pacientes exasperantes son los depresivos. Ocupan el tercer puesto en el podio junto con los adictos, entre los casos frustrantes, ambos por la misma razón: ninguno quiere ir para el lado que los queremos llevar. Con los adictos es claro, porque antes que adictos son consumidores, y quieren seguir con lo que les gusta. El paciente con depresión claramente no está donde le gusta, pero todo lo que queremos que haga le duele más que sólo tratar de mantener a raya ese sentimiento de ser un error viviente. En condiciones ideales, el vínculo terapéutico es como bailar un tango, es algo donde se hace de contrapeso para girar y como decía Gunter Grass "dar la impresión de que uno se va a caer", pero nadie se cae, y con cada vuelta se camina un poco más para el lado de la salida. Eso pasa con las personas que quieren cosas. Hay no una motivación, sino un empuje interno, que se puede desbordar, se puede obstaculizar, se puede chocar, pero mueve. Pasar

El bipolar de Schrödinger

La bipolaridad se ve cada vez más como un problema decididamente "orgánico". Por más que uno tenga todos los reparos: que es una afirmación del consecuente, porque lo real es que se encontraron fármacos bastante eficaces y de baja toxicidad, que hay mucho efecto placebo del peor, el que se induce por la confianza de los profesionales, etcétera. También contribuye el hecho de que nos encontramos con pacientes "bipolares" que desde el punto de vista de la estructura de la personalidad se encuentran en los puntos más diversos del espectro. Y mientras los pacientes se "curan", nosotros felices. Con razón, nunca me voy a oponer a lo que sea que haga bien a mis pacientes. Por eso enseñan tanto los casos difíciles, que son los que abren preguntas. Esta vez me ocupa (y preocupa) un paciente que hace un año viene en un pozo depresivo de donde no sale. Tiene varias complicaciones: personalidad conflictiva, resistencia a la medicación, historia de violencia familiar,

Más epidemiología reversa

Martín Becerra (@CheMendele) publicó un twitt diciendo que la docencia en los niveles obligatorios se se presta poco a las personalidades narcisistas. Lo primero que me vino a la mente fué la cantidad de docentes narcisistas que pasaron por mi consultorio. Y cómo el primer plano de sus problemas estaba ocupado muchas veces por guerras de egos con las autoridades, con colegas... Obvio, me dije, el lugar escénico que tiene el enseñante, en el dispositivo pedagógico más difundido, debe ser como un polo de atracción para quienes buscan alimentar su amor propio. Que resulte exitoso o viable siquiera no asunto nuestro, pensé. Después me acordé que los analistas de la pedagogía refieren unas cuantas "fantasías" que determinan inconscientemente el deseo del educador. Y sólo uno de esos tenía un corte narcisista. Los otros iban de sádicos a edípicos, e incluso algunas posiciones simbióticas.  Esto me hizo dar cuenta de eso que siempre hay que recordar cuando hacemos la epidemiología d

Ahora lo ves, ahora no lo ves

Mi paciente tiene vínculos conflictivos. Cada vez que conoce a alguien, cada vez que alguien le gusta y le da bola, empieza a sentirse mal. Al principio son quejas por huevadas, despues pasa a tener berrinches, arranques. Sigue con la misma persona un tiempo, coje, a veces bien. Pero empieza a estar de mal humor. Empieza a sentir que no le responden cuando o como deberían, que buscan excusas, que le esconden algo. Tiene la primera pelea, piensa, se arreglan, sigue viendo a la misma persona "a prueba", pero descubre que la confianza se perdió. Los reproches son continuos: no tenés compromiso, no vamos a ningún lado, no tenemos un proyecto. Mi paciente se convirtió en una persona insoportable que tortura a su pareja por sentir lo que debe sentir cualquiera que recibe ese trato. Las interpretaciones de psicología barata van a decir que mi paciente se defiende de una relación porque los deseos de casarse y tener hijos tienen sus raíces en en conflicto edípico no resuelto, conque

Ora et labora

Otra vez las entrevistas laborales. la mejor situación para una entrevista laboral se da cuando uno ya tiene un trabajo. Así, se puede dar un mínimo de reciprocidad en la selección, porque el que tiene un trabajo sólo lo cambia por uno mejor, y está menos condicionado a acomodarse a lo que sea. Así y todo, la gente "se prepara" para las entrevistas. Estudia temas relacionados con el puesto a ocupar (suponiendo que se sepa), se pone su mejor ropa, y repasa las guías de autoayuda que te dicen qué responder cuando te preguntan por tus debilidades, o si salvarías a tu abuelita de un tranvía asesino. Otra vez me encuentro conque a pesar de ya tener un trabajo, sienten como un "fracaso" si no resultan seleccionados. Y lo cierto es que por el motivo que sea, casi siempre es un resultado óptimo. Sobre todo me llamó la atención que se reprochen su desempeño en la entrevista en términos de "se notó mucho lo que soy, quiero, hago". Lo terrible puede llegar a ser que

In bloom

Imagen
En estos días salió el decreto reglamentario de la Ley de prevención de suicidio. Valga la aclaración: la ley entra en vigencia realmente cuando el poder ejecutivo la reglamenta, hasta entonces es una abstracción. Esta reglamentación en particular no agrega mucho, se limita a delegar en la autoridad de aplicación la definición de algunos criterios. Pero pone a la ley en funciones. Dos aspectos me parecieron claves: que los financiadores no pueden suspender la cobertura durante el tratamiento de un paciente con riesgo suicida, y que se crea un registro nacional para tener una eidemiología realista del problema. Muchos intentos de suicidio y suicidios quedan actualmente invisibilizados como "sobredosis accidentales" o "accidentes de tránsito" ¿Acaso no hay actividades completamente legales que implican jugar con la muerte todo el tiempo? Lo que los psicólogos llaman conducta suicida va desde tirarse abajo de un tren hasta tajearse la piel, pasando por tener sexo sin p

Juguetes rotos

Los juguetes son una forma de representarse a si mismo. No por un mecanismo abstracto de semiosis, ni por una predilección filosófica. Es porque los chicos necesitan repetir de forma activa todo lo que reciben pasivamente de los grandes. Esta forma de respuesta es primaria, casi del nivel de los reflejos, no está mediada por la identificación, más bien hay que pensar que la posibilidad de identificarse con un semejante tiene como condición previa este tipo de comportamiento. En general veo que muchos procesos psicológicos empiezan como conductas motrices, y después se "internalizan", como dicen algunos, o será que son reemplazados por representaciones, imágenes o símbolos de esas acciones. Así, por ejemplo explicó Vigotsky el paso del habla egocéntrica al pensamiento verbal. Es cierto que los procesos psicológicos van mucho más allá de ser una sustitución virtual del movimiento. Pero las conductas fundamentales dejan un molde, y si fueron exitosas generan un sesgo que con el

La pata floja

Hay una analogía que usamos mucho los psicólogos, porque la trajo algún enseñante de Lacan y quedó. Es la imagen de una mesa con una pata floja. Mientras uno se apoye del lado de las tres patas firmes la mesa se comporta como cualquier mesa, pero si en algún momento te apoyás sobre la esquina de la pata floja, todo se da vuelta y la comida vuela por todos lados. El caos. Pero la imagen no es tan útil como parece. Es tentadora, pero lo propio de las psicosis no es que se desencadenen cuando se toca un punto imposible en la "estructura". Todos tenemos puntos imposibles, límites desconocidos, y además la vida es impredecible. Y siempre que se supera la capacidad de respuesta, enfermamos. Con suerte tenemos reflejos y hacemos alguna forma de neurosis. Así que todos tenemos alguna pata floja. Y ni siquiera se trata de que la psicosis sea una estructura rígida que se desordena ante una incongruencia puntual. Eso es una consecuencia de nuestra falta de información: siempre que algui

Tiene sentido y no tiene

El trastorno bipolar. Cada vez que un diagnóstico se populariza, parece haber alguna relación con la circunstancia de que esté pasando por una etapa de "optimismo biológico". Es decir que siempre se ponen de moda trastornos cuyas hipótesis de causalidad orgánica parecen validarse. Estos dos fenómenos aparentemente inconexos parecen sospechosamente vinculados por el nexo que conforma el interés farmacéutico por los trastornos para los que se generaliza el uso de alguna droga nueva. Con la bipolaridad parece que le pegaron nomás, alguna vez tenía que pasar. No es solo que los estabilizadores del humor funcionen, sino que uno llega a encontrar dentro de los pacientes con trastornos del humor, todo el abanico de estructuras de personalidad. Todos bailan la misma coreografía desbande desesperanzador, cuando mejoran se desbocan y luego caen, siempre con dolor, siempre con riesgo. Cuando se estabilizan, parece cierto que la sintomatología es específica, porque ahora se comportan com

Proyecciones I

Hay un mecanismo defensa culpable de muchas confusiones: la proyección. A Freud le dió algunos dolores de cabeza para tratar de diferenciarlo tal como se presenta en las neurosis y en las psicosis. LA cosa se complicó un poco más cuando Melanie Klein la elevó a mecanismo constitutivo gracias al tándem "proyección-introyección", y Anna Freud lo terminó de hacer puré con gracias a su lista de mecanismos de defensa aún vigente. No se trata de que estos autores se confundieran, más bien es probable, en vistas del manejo clínico que tenían, que supieran en cada momento de qué estaban hablando. El problema es que la gente es mala y comenta, o sea: entiende los libros como se le da la gana. Finalmente ni Lacan con sus letritas y grafos pudo, honestamente, poner orden en el concierto. Como los anteriores, entendió seguramente de qué se trataba y trató de ponerlo en claro, pero la comunidad "psi" se mantuvo firme en su propósito de confundirse, usualmente por el recurso de e

Fobias antisociales

Ya mencioné antes que las teorías actuales sobre los trastornos de ansiedad son iguales a las que tenían los médicos de los nervios allá por el mil ochocientos noventa. Está bien que el psicoanálisis recién se corrió de ese modelo más o menos en el veinticinco, y esto apoyado desde uno de sus momentos teóricos menos consensuados: pulsión de muerte y complejo de castración. Básicamente Freud pone a un costado la idea de la angustia como la manifestación de la libido no ligada a representaciones, una especie de metáfora energética de desborde, inundación. En lugar de afirmar que esa "energía libre" provoca el sentimiento de angustia, que secundariamente se asocia a representaciones que coinciden con el momento en que se produce la crisis, Freud encuentra que siguiendo las asociaciones de los angustiados neuróticos encuentra en el fondo el miedo a que el padre los castre.  El problema con el complejo de castración es que no sirve para explicar la angustia en las mujeres, aunque