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Mostrando entradas de agosto, 2021

Los patitos en fila

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La idea de "tener los patitos en fila" es tan fuerte como problemática. Hoy  recordé a ese psiquiatra que publicaba avisos de "antes/después" con fotos de patitos de goma. Es muy simpático desde luego el recurso de reemplazar el ominoso homúnculo cerebral por una multiplicidad de animalitos folklóricamente amigables. Melanie Klein seguramente puede encontrar la correlación esquizo-paranoide de la fantasía de que la mente funcione como un centro de comando habitado por criaturas autónomas que quién sabe cómo es que piensan por sí mismas. Los patitos salvan el problema de esa recursividad: son animales, aves, seres bastante elementales, no hay ninguna necesidad de imaginar patúnculos. Lo único que precisan los patitos es alinearse, ponerse uno atrás del otro y presumiblemente avanzar al unísono. La mente sería una especie de máquina de Turing que procesa patitos en lugar de bits ¿se podrá usar un pato como elemento binario de código?¿Es este el sentido oculto del jueg

Tecnología y agresión

Cuando yo era chico se decía que los videojuegos promovían la violencia. Bueno, cuando era chico no: cuando era joven. Antes de eso se acusaba a la televisión. El discurso moralista desde siempre ve decadencia en todo lo nuevo. Decadencia y peligro. Es una postura que se puede rastrear por ejemplo en el Enrique VIII de Shakespeare. Lo del peligro un poco se entiende, porque la modernidad viene de la mano de un aumento en los volúmenes de energía e información que manejamos y descargamos sobre nuestros semejantes. El temor moral también tiene su pedazo de razón: porque casi siempre los cambios modernistas responden a la demanda de tener mayor libertad y más poder, que es lo que el moralista quiere siempre controlar. El mensaje es "los demás quieren todo y nos van a dejar sin nada si no se les pone un freno a sus deseos". No es posible que el teléfono provoque las mismas calamidades que la imprenta o las videollamadas: el problema son los que se alarman siempre con las novedade

DROGAS!

Por las casualidades del trabajo, que hoy te trae un caso de psicosis, mañana una depresión, y cada tanto un ludópata, me tocó acordarme de algunas ideas generales sobre las adicciones, un mínimo repertorio de "proverbios". Algunas son cosas que les decimos a los adictos, otras son cosas que les decimos a los familiares, otras a nuestros pacientes cuando se relacionan con adictos, y otras son cosas que les decimos a los colegas para orientarlos. Prefiero decir "adictos", "adicción" para subrayar que desde los servicios de salud solemos tratar con estas situaciones a partir del momento en que se volvieron un problema. No desconocemos que existen usos diferentes para las drogas, pero lamentablemente estamos muy ocupados atendiendo a los que les hizo mal. Por eso lo primero que les digo es "puede que haya gente que consume y no tiene problemas... No es tu caso, a vos ya te hizo daño, y ya no tenés esa opción. Buscá otra cosa." Se dice y redice que n

Rebobinar

La última vez hablé de la búsqueda de reglas para evaluar la calidad del trabajo terapéutico. En la respuesta a esa pregunta es imprescindible que se incluya el nivel de satisfacción del paciente, porque la salud mental no existe si no es como condición de la felicidad. De otra manera terminamos tarde o temprano haciendo de la salud una definición moral de acuerdo a nuestra propia escala de valores. Aclaro: no soy relativista, estoy convencido de que hay escalas de valores mejores que otras, pero en la práctica reconozco que más bien estorban.  Hay que pensar en la felicidad, y hasta nuevo aviso la única forma relevante de felicidad pasa por alguna forma de satisfacción. Pero la satisfacción del paciente con el tratamiento nunca va a llegar. No de verdad. De hecho cuando están mas contentos están ilusionados, no satisfechos. La cuestión imposible para las terapias es que una vez que se desencadenan los síntomas de un trastorno, no hay posibilidad de que las cosas vuelvan a ser para esa

Trabajás al pedo

Un docente escribió hoy que la insistencia de la gente  para que vuelvan las clases presenciales se debe a que piensan que ellos no trabajan cuando no están en el aula. En realidad, mucha gente piensa que el de las maestras no es trabajo, con que apenas se justifica pagarles el sueldo porque van a la escuela y por lo menos les cuidan a los chicos. Y esto lo piensa gente que capaz se dedica al comercio como actividad principal. Pero parece que el sentido común gira alrededor de la noción de ganancia. Si no se gana algo no hay trabajo. Y al enseñar ¿qué se gana? Casi nunca lo que la gente espera. La mayor parte del currículum explícito es "no rentable": una gran parte porque son competencias básicas sin las cuales las personas quedarían fuera de cualquier posible integración a la sociedad, y otra gran parte porque son competencias que la sociedad exige de las personas para beneficio del conjunto, es decir, de los demás. Para el sentido común, la educación representa sobre todo

No se puede hacer más lento II

Hablando de las formas de tratar la ansiedad, cuando no está determinada por conexiones simbólicas, dejé de lado algunos abordajes posibles por falta de tiempo. Al pasar mencioné que además de la producción de ansiedad, hay que tener en cuenta la percepción de la misma. Es un poco un postulado teórico, pero me parece bastante razonable suponer que la mente no es una entidad simple que tiene "estados", sino que es un sistema complejo y no necesariamente coherente (la idea de que un sistema sea coherente sólo la pueden sostener lo que no conocen sistemas reales).  Uno podría querer reducir la percepción de la ansiedad, o aumentar la tolerancia. Para hacer lo primero el camino directo es embotar la conciencia, saturar la percepción, o mantener el foco en otra cosa. Pero como todo mecanismo que se autoregula, la ansiedad tiene como objetivo ser notada, así que si no hay acuse de recibo, va a aumentar lo que sea necesario. Entonces, hay que estar ansioso, pero de una manera que se

No se puede hacer más lento

Los ansiosos siempre preguntan qué tienen que hacer para no ser ansiosos. Los obsesivos también quieren controlar sus obsesiones, y los fóbicos quieren evitar las fobias. Los histéricos en cambio nunca quieren decidirse, quieren que los demás se decidan. A veces la angustia está determinada por una conexión simbólica, y a veces no. En el primer caso no es cuestión de hacer algo mas que hablar. Porque para que cambie una conexión simbólica, hace falta que, o bien se encuentre una conexión diferente que la desvíe, o bien se encuentran muchas conexiones alternativas que en conjunto se reparten el trabajo de la primera. En el segundo caso tal vez se pueda hacer algo, pero no en el sentido que lo pide el paciente. Ellos quieren algo que funcione como un pase mágico. Claro que si creyeran en alguna especie de magia, eso funcionaría: si se ejecuta una "acción protectora", es decir algo que tiene una conexión simbólica (otra vez) con las reglas internas de lo que es real para ese pac

Si nos organizamos, atendemos todos

El trato con lo pacientes, y sobre todo con los familiares, es cosa que no está debidamente formalizada. Al menos en el manejo de urgencias hay indicaciones precisas en los manuales. Precisas a nivel "hable alto, hable bajo, hable poco, mucho, nada", "avise al paciente que lo van a atar", y cosas por el estilo. Pero el trato, cómo transmitir indicaciones, como acordar ciertas cosas, sólo lo aprendés trabajando con otros, de manera empírica y nada sistemática. A priori creo que la capacidad humana para inventar complicaciones es infinita, pero también que la mayoría de la gente no es tan creativa, y repite patrones. Además, los malentendidos que se pueden dar en dentro de los "actos médicos", tienen una base determinada justamente por la estructura de esos actos. Un conjunto de inconvenientes se debe a que cada "servicio" tiene sus rituales, que de tan repetitivos y vacíos se hacen invisibles, reflejos, se dan por sentado, se "naturalizan&quo

No: tú no eres tu

La identidad es lo más ajeno que tenemos, no vale la pena sentarse a explicarlo, o pararse a explicarlo, de todas maneras es incómodo. Qué será lo esencial? La sensación de continuidad a través del espacio y el tiempo? Esa que probablemente se construye como el principio de constancia de los objetos. Si se fijan bien, no es necesario que hay una verdadera continuidad para que el sujeto se perciba a sí mismo como continuo. Podría haber nacido hace una décima de segundo y sentiría lo mismo, porque se lo dice su memoria, y porque lo ratifican las sensaciones corporales. La otra forma de identidad es la "individualidad", la conciencia de que uno es un ser separado de los demás, diferente, que cada uno es otro que el de al lado. Esto también tiene su construcción, la del límite yo-no yo, que por un lado se apoya en la experiencia corporal, y también, como esa misma experiencia en gran medida, en la interacción social, tanto en su dimensión práctica como en la simbólica. A través d

No hagan olas

La ley argentina de Salud Mental dice que toda persona con un padecimiento mental tiene derecho a que no se considere el mismo como inmodificable. La idea de ese inciso específico es evitar que los pacientes crónicos sean desahuciados, como pasa toda vez que los médicos dicen "no podemos hacer nada". Cuando no se puede hacer nada, ya no se hace nada. No piensen mal, no es mala voluntad: se supone que se dedica el esfuerzo a hacer algo por otros, que siempre hay amontones. Desde la perspectiva del paciente esto es horrible, pero desde el punto de vista del sistema de salud es lógico y humanitario: salva vidas. Cuando lo leí por primera vez sentí que los legisladores nos mojaron un poco la oreja a los profesionales, como si nos estuvieran diciendo que diagnosticar un trastorno crónico es ilegal. Los trastornos crónicos existen, tanto como los daños irreversibles, porque la mente no es una plastilina que se puede moldear y remodelar. Con el tiempo entendí que la formulación tien