Y dale con la caverna

Ahora que las redes sociales se llenaron con esa peste de imágenes creadas con ChatGPT o similares, que el secretario de salud de la mayor potencia mundial presentó un informe que cita estudios inexistentes "alucinados" por una IA. Mientras el director de una de las empresas pioneras del ramo afirma que si no los dejan robar propiedad intelectual se van a fundir, y los aspirantes a empresario del año se regodean con la misma idea de siempre (echar gente a la calle). Mientras los autómatas parece que aprenden a desobedecer las instrucciones de sus operadores humanos, y uno se pregunta quién decidió que los aparatos ya no vengan con un mecanismo de corte de corriente manual. La última novedad de este alud aceleracionista la trae una tecnología capaz de generar animaciones de calidad cinematográfica a partir de un texto.
Y el comentario ubicuo que surge es "ya no va a ser posible distinguir la realidad de la ficción".
Voy a ser breve porque el tema no merece que uno pierda tiempo con esto: el problema de esta gente no es distinguir la realidad de la ficción, porque eso lo hace cualquier persona a la que le funcione bien el sensorio (ni siquiera los psicóticos se engañan al respecto, el problema de la alucinación psicótica es otro).
El problema desde Platón a The Matrix es que no hay diferencia entre LA REPRESENTACIÓN de la realidad, y LA REPRESENTACIÓN de la ficción. Y el llanto interminable de los filósofos se debe a que jamás van a poder hacer que la realidad les regale una REPRESENTACIÓN que sea su marca inconfundible.
¿Y cómo puede ser posible entonces que algunos sistemas de símbolos (representaciones) puedan representar la realidad, como las matemáticas? Simple: no lo hacen, solo son modelos relativamente ajustados que funcionan en un contexto acotado de experiencias, y pará de contar.
¿Que cómo se da ese ajuste? Ya se los explicaron Piaget y otros: mediante la experiencia. 
El único filósofo honesto fue Kant, que les dijo que no hay forma de que el conocimiento alcance la cosa.
Pasa que hay gente que no hace otra cosa que leer y escribir toda su vida, se la pasan hablando y entonces te salen con pavadas como ese "dilema"? del barco de Teseo, no me hagan hablar.
Hay que recuperar la metodología de la enseñanza del zen: al que piensa tonterías, un cañazo en el coco, para que no pierdan perspectiva.
No me pregunten a quién más habría que correr a palos.






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