Hijas de puta

No, no voy a hablar de políticos. No he atendido suficientes. Una vez atendí una mujer que decía haber sido amante de Jaroslavsky. A los treinta y seis años, después de la merca y el paco, era difícil reconocerla en la foto de ella misma a los veinte. Siempre que hablaba de esa época se ponía contenta, vivía con esos recuerdos de ser hermosa, cotizada, codiciada y exclusiva. Había vivido a lo bacán, y aunque ya no era linda ni vivía con lujos, los demás pacientes de la comunidad le tenían cierto respeto.
Por haber llegado a tener ese nivel, era la única de las mujeres que hablaba del trabajo sexual abiertamente. Otras chicas lo mencionaban poco, con excusas, o simplemente. 
¿Si eran muchas? Sí, la mayoría. Antes de que empiecen a preguntarse por conexiones entre adicciones y prostitución -porque esto era en un centro dedicado al tratamiento de adicciones- hay que aclarar que se trabajaba por convenio con el Consejo del Menor, que financiaba el tratamiento de jóvenes que en su mayoría tenían conflictos con la ley. Venían derivados de Institutos Correccionales. Así que la mayoría de los varones había robado y la mayoría de las chicas había trabajado en el calle. No será el único paralelismo, también se daba que todos ellos eran pobres.
Había pacientes mayores de edad, como la mujer que mencioné. Ellos tenían cobertura a través de convenio con otro organismo. 
Contra lo que cree la gente bien, ninguna de las chicas fué a trabajar impulsada por la necesidad de consumir. Este es un estereotipo que tanto fomenta la imagen del "vicio", la "pérdida de valores", como fundamentalmente degrada el trabajo sexual a una especie de acto desesperado. 
Otra conclusión común es creer que es la prostitución la que lleva a las chicas a consumir cada vez más "para soportar ese trabajo atroz".
Cada persona es un mundo, pero existe la astronomía que los mira desde afuera. Por eso sólo voy a mencionar de pasada que las trabajadoras sexuales son tan diferentes entre ellas como cualquier otro gremio. Las inteligentes son inteligentes, las honestas son honestas y las chorras son chorras. Las miedosas son miedosas, y las faloperas son faloperas.
El único rasgo en común que encontré es que todas, al menos entre las que yo conocí, tenían madres que también eran trabajadoras sexuales. 
En cuanto al consumo de drogas, también era parte de lo cotidiano. Y siempre hay que recordar que por cada chico que llega a tener un consumo problemático hay cientos que abusan tranquilamente de las substancias con un nivel de daño que pasa desapercibido al lado de como los deja la vida en general.
En cuanto al estrés laboral de las putas... Una me decía después de hacer una producción de fotos "prefiero que me paguen por mostrar el culo que por entregarlo", ninguna romantización: poner el cuerpo es poner el cuerpo. Esto las cansa, pero lo que las ponía tensas era no tener protección contra los tipos violentos, civiles o policías. Y no consumían drogas para eso, sino ansiolíticos, a veces. Muchas tomaban alcohol durante la noche, como desinhibidor, pero también es cierto que cuando no trabajaban también tomaban alcohol si salían.
Como la mayoría de las adolescentes, habían pasado por todo un proceso de autoexigencia para adaptarse al rol sexual esperado. Como muchas mujeres, llegaban a la madurez con una disminución significativa en su capacidad de gozar sexualmente.
No puedo decir que estos sean rasgos muy generales, sólo puedo hablar de un conjunto muy sesgado.
Sí creo que en todos los casos les resultó algo bueno tener oportunidades y no ser tratadas como incapaces por hacer lo que hacían.

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