El novio vegano
Cómo es que la gente no tiene cuidado?
Entre amigos nos preguntamos, nos enojamos, tratamos de pelotudos a los que no se cuidan, con bronca, porque los imprudentes siempre, siempre ponen en riesgo algo más que a sí mismos.
Si alguien quisiera ser imprudente sin fastidiar, debería mpezar por poner sus papeles en orden, no tener hijos ni seres vivos que dependan de él, e irse a una montaña bien alta y practicar patinaje por un precipicio.
Ya se sabe que en realidad es un mecanismo de adaptación a condiciones de riesgo constantes. Vivir en estado de alerta genera estrés y afecta la salud, además de ser el camino al trastorno adaptativo con ansiedad, depresión o mixto. Llegado cierto punto, parece que es más negocio disociarse de la percepción del peligro y relajarse.
Un detalle que hace posible este negocio es que si el peligro es regular y estable, la vigilancia no le agrega mucho. Claro que la otra condición necesaria es que las medidas de protección se hayan vuelto lo suficientemente rutinarias como para que se continúen llevando a cabo a pesar de estar relajados.
Las cosas se ven difíciles cuando para cuidarse hay que privarse de actividades, hábitos y consumos placenteros. Y si una parte significativa de nuestro estilo de vida depende de las mismas, pueden decirle adiós a la prudencia.
Sobre el mecanismo de "escisión": le decimos así porque la persona sabe y al mismo tiempo no sabe. No se trata de que mienta o finja. Un conjunto de de sus ideas y pensamientos nunca entra en contacto con la idea del peligro presente, y mientras recorres los hilos de pensamiento posibles dentro de ese conjunto de ideas, la persona sigue tranquila. El otro conjunto de ideas puede ser también muy racional y ordenado, el individuo no las desconoce, pero mientras no tenga que conectar unas con otras, es como si fueran las ideas que están en un libro cerrado.
Todo esto está muy claro, pero estas cosas nunca pasan si no es en grupo. Si uno se olvida de este aspecto, termina buscando explicaciones en alguna forma de entelequia "psi".
Cuando intercambiamos, cuando interactuamos, corremos el riesgo de interpelarnos: como cada uno tiene los puntos ciegos en distinto lugar que el de al lado, si se ponen a comparar, puede que alguno termine viendo lo que no quería. Entonces, la comunicación en los grupos se hace de manera que las diferencias funcionan como cuando se mezclan pinturas: la suma de colores no termina generando luz blanca, porque no es "aditiva", no se agrega la luz emitida, sino que se van restando colores y queda un color marrón asqueroso.
El grupo se apoya en los valores naturalizados para cuestionar e interpelar al que se desvía. Al que conecta grupos de ideas y les recuerda la realidad del peligro se lo puede tildar de aburrido, cagón, maricón (en grupos de varones), o también de nazi, comunista, etc.
Además de las críticas frontales, también están las formas sutiles: en lugar de insultar al desviado, se muestran comprensivos con su desviación, hasta puede que se amolen a sus demandas "para que no se sienta inseguro". Como quien no prepara carne para no incomodar al novio vegano de la nena.
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