Papá enojado

El capítulo famoso de Los Simpsons trata sobre todo de la burbuja de las ".com", pero como Homero se roba el capítulo con sus pataletas, todo el mundo lo vió y nadie aprendió la lección. Pero la economía no es lo mío. Tampoco la creencia de que la ira contenida (no reprimida ni inhibida) provoca manifestaciones psicosomáticas y es necesario descargarla cada tanto: eso es un mito difundido por la gente que sufre de trastorno explosivo intermitente.
Simplemente me acordé del rasgo central de Homero, su tendencia a enojarse cuando las cosas no salen como espera. Lo que muchas veces se llama "baja tolerancia a la frustración", y que no depende tanto de cuán impaciente sea una persona, sino de qué tan primaria es su respuesta. 
Un detalle central es que la ira de Homero es, de manera bastante explícita en la serie, una consecuencia directa de su limitación. Se enoja porque es tonto, por eso causan gracia sus videos.
A mí no me gusta hacer la lectura de que tal o cual paciente sufre por sus limitaciones, siempre tengo presente el ejemplo de Janet, que para explicar la escisión de la memoria en las histéricas hablaba de una "insuficiente capacidad de síntesis". 
Se empieza por hacer de la limitación una causa explicativa, luego se atribuye a todos los pacientes que tienen el mismo síntoma, y finalmente se convierte a todo un grupo de personas en ciudadanos de segunda.
A pesar de esto, me encuentro con casos que están siempre explotando contra todo, siempre con un grado de agresividad desproporcionada. Siempre interpretando todo de la peor manera posible.
Muchas veces creo que son personalidades paranoides. Pero el espectro paranoide también se presta a muchos equívocos:
Una cosa es la esquizofrenia paranoide: es una esquizofrenia, con todas las letras, sólo que su pensamiento amaga a seguir algunas ideas directrices. Y esas ideas son típicamente de persecusión, daño, conspiración, etc.
Otra cosa son pacientes que en el fondo son paranoicos tranquilos, que se acomodan bastante bien, han tenido relativamente pocos tropiezos y nunca se ocuparon de cultivar debidamente su sistema delirante.
Hay síntoma paranoide en las personas con demencia: pierden la memoria, se olvidan dónde guardaron al plata y concluyen que la empleada les roba.
Y están los pacientes fronterizos, que desconfían acertadamente de los demás porque sus razones se les escapan, por más que se les explique. Sólo registran que la realidad los frustra y alimentan la hipótesis de que todos le ponen mala voluntad.
Un rasgo que se repite en pacientes así es haber crecido en un entorno muy engañoso, con padres negadores, teniendo que "tragar sapos", como se dice en política, constantemente y en su propio perjuicio.
Lo que todavía no he podido costatar, aunque hay sospechas, y varias explicaciones posibles, es si sólo las personas con limitaciones se desarrollan así en estos entornos, y entonces llegan a la consulta, o tal vez será que adaptarse a la negación finalmente cretiniza a las personas.


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