A seguro se lo llevaron preso

Así como tenemos 44 millones de directores técnicos, tenemos 44 millones de psicoanalistas. Y por supuesto, tenemos un ramillete de explicaciones trilladas a mano para dar cuenta de cualquier situación.
Todas estas explicaciones no se despegan del animismo, es decir que remiten cada fenómeno a una causa que siempre es alguna especie de entidad a la vez simple, inanalizable y paradójicamente capaz de provocar los efectos más diversos porque es como el gusano que desafió a Eru cuando el origen del mundo. 
Algunos ejemplos de moda: el estrés, la ansiedad, el "estrés postraumático". Son todos términos que de algún lado salieron y se popularizaron. Se diferencian de otro tipo de explicaciones "esencialistas" del tipo "soy fóbico", "soy bipolar", o "soy neurodivergente", que como se ve pasan por la identificación con un tipo especial (esto conecta con los "carácteres de exepción", sobre los que pueden leer un texto muy interesssszzzzzzzzz).
Una pista para identificar estas etiologías populares, que pueden confundir porque se presentan en forma de preguntas (a diferencia de los autodiagnósticos, que aparecen como "certezas"), es que no dan pie a ningún tipo de asociación, son bloques cerrados. Uno termina por dejarlos pasar y esperar a que la conversación lleve al paciente por otro lado antes de empezar a abrir algunas preguntas de verdad, porque ¿qué se puede hacer con eso, cuando alguien "pregunta" si todo lo que le pasa es por "inseguridad"?
Estuve pensando en que se puede atacar estos "conceptos" si uno tiene hecho un trabajo previo sobre los mismos. En particular a propósito de la idea de seguridad, que la gente aplica a algo que más bien se parece al efecto de que la autoimagen se conforme con el ideal.
Se tiende a caer en la obviedad de relacionar "seguridad-bueno" vs. "inseguridad-malo", pero un detalle contrastante entre dos casos muy distantes me llevó a pensar una vuelta para darle al tema, cuando se vuelva a presentar.
Una mujer me estaba refiriendo una serie de "inseguridades", pero cuando hablamos de cómo se sentía en relación a su cuerpo al tener sexo con un hombre, me dijo que ahí, en general se siente "segura".
Y esto me recordó otra mujer que también se sentía "segura" frente a los hombres: segura de le iban a mirar las tetas.
Y ahí tenemos un precioso contraste para fracturar la idea de "seguridad".
Claro que hay otros recursos, que se van tejiendo afuera de las sesiones, y son como intrusos que se meten por la ventana, no se puede creer las cosas que pasan con tanta inseguridad.

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