Terapia sintética

Una situación que se ha repetido: una paciente viene trabajando tema x con idas y venidas, y de la nada un día dice "la semana que viene y la otra no puede venir porque me opero las lolas".
La única vez que una paciente mía se operó y fué hablando del tema a lo largo del proceso, se trataba de una trabajadora sexual, que desde el vamos traía referencias a su cuerpo a las sesiones.
¿Será que desde el principio se asume que los psicólogos, que nos ocupamos de la mente, estamos en contra del cuerpo?
¿O será que yo mismo estoy en contra de las cirugías plásticas (estoy, aunque no lo diga) y las pacientes lo registran de alguna manera?
Esto no es pregunta retórica, los que pretendemos cuidar la salud mental ajena tenemos que estar cuestionando a cada rato nuestras ideas acerca de lo que es sano. 
Y digo "ideas" porque aunque sean prejuicios, eso suena a que están mal por ser prejuicios, pero todos los juicios son prejuicios, esencialmente, porque para decidir nunca se sabe todo, desde que si uno tuviera "el diario del lunes", ya no sería decisión sino cálculo.
Además, es mejor aceptar desde el vamos que hay prejuicios, eso ayuda a encontrarlos, mientras que si uno cree que sus ideas son objetivas... bueno: delira.
Volviendo a las tetas, sé que vengo de un contexto donde si por un lado se tiene "cuidado" con las operaciones en general, porque hay historias de operaciones que terminaron mal, por otro lado se tiene cierto menosprecio por la belleza física, porque somos todos bastante feos.
Tuve oportunidad de leer algo de material técnico sobre cirugías estéticas, y la consecuencia fue que mis prejuicios contra esas prácticas salieron reforzados. Quienes se especializan en el tema, obviamente, llevan un discurso bastante nefasto donde se trata de asociar salud y bienestar a la conformidad con la apariencia física propia del ideal de la raza aria.
Además, tras la ilusión de emparcharse a sí mismos, quienes se hacer operar se ponen en realidad en manos de otros, y en particular de un conjunto de saberes que reducen a las personas a aparatos.
Si mi responsabilidad con los pacientes es que mejoren en algo su forma de vivir ¿podría tener algo que ver con esto?
Pero la experiencia nos enseña muchas cosas. También, por suerte, me enseñó que de un conjunto de saberes, como de una tecnología, es posible servirse sin por eso importar sus significados. Y que a veces la mejora no pasa por prescindir de algo, sino disponer de las mediaciones necesarias. Algo así como ponerse guantes para no hacerse callos al usar una herramienta.

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