Está todo para el orto

El ahora viejo DSM IV tenía un detalle que siempre me pareció el signo de un paradigma que se perdió. Entre los criterios para definir cualquier diagnóstico siempre incluía el aspecto subjetivo. Concretamente, el hecho de que el conjunto de fenómenos observables por nosotros sólo se podía considerar un trastorno si causaba un malestar subjetivo. Sólo si el paciente siente que sufre puede diagnosticarse.
Bien pensado, es una posición extrema. No digo que haya que abandonarla, pero lo es.
Son principios necesarios, porque de otra manera, nos convertimos en policías de la razón, poniéndonos a decidir quién tiene los patitos en fila.
Pero se trata de principios, no de leyes naturales, y hay situaciones en que no podemos seguirlos a rajatabla.
Como en un momento específico del ciclo del paciente bipolar, el momento en que empieza su fase maníaca o hipomaníaca. Cosa que vengo pensando desde que una paciente deprimida empezó a estar bien. 
En lo que puedo suponer de su conducta manifiesta, no hubo cambios repentinos: viene avanzando muy de a poco pero con breves salidas de la casa, algo de limpieza, alguna visita... Todo esto se venía dejando ver, pero a condición de ir más allá, en las sesiones, de su discurso cerrado en "sigo igual, me siento mal, no mejoré nada". Si uno puede tomar esas quejas, dejarlas en suspenso y seguir preguntando, se encuentra con esos pequeños pasitos, que indican que no todo está tan mal, pero que el paciente todavía no puede enfocarse en algo positivo, y todavía no tiene sensaciones de satisfacción, ese sentimiento de "hice algo" que nos deja relajarnos.
Cuando alguien así empieza la sesión anunciando que sintió una mejora, paro la oreja y me pongo en alerta. Sí, la profesión nos hace suspicaces.
En este caso, le pido que me hable de la mejoría, pero de inmediato pasa de hablar de sentirse mas estable, a declarar que está más estable económicamente. Por ejemplo, que pudo pagar sus tarjetas. Acá parece todo apuntar a "estoy bien económicamente". Como ya se ha dicho, el dinero es un significante privilegiado, un símbolo absoluto, en el sentido de que cuando alguien lo expone, es muy difícil discutir su sentido. Más importante: por qué tanto foco en la economía, y en particular hablar literalmente de "la economía": es como cuando en una pareja se habla de "la pareja" es signo de que las cosas no andan bien, de que se quieren evitar sentimientos problemáticos.
Lo cierto resulta ser que se trataba del pago mínimo de la tarjeta , que ahora se le convirtió en medida de referencia. En realidad está un poco lejos de dejar de acumular deuda.
Pero se siente bien, se siente estable, se cree estable, y así es como el "estoy bien" suele anticipar el switch maníaco...

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