La creatividad

De esto hace casi veinte años. Once de la noche, llamada al celular de número desconocido. Ignoro la llamada y vuelve a sonar. Como no atiendo, llega mensaje de texto, con la palabra "urgente" y el nombre de un paciente internado en la institución donde trabajaba entonces.
Un poco fastidiado y un poco preocupado, uno atiende porque sabe que es el mal menor. Alguien convencido de que te tiene que transmitir algo urgente va a insistir y cada vez te vas a tener que preguntar a qué te arriesgas si elegís no enterarte.
Una mujer desconocida me espeta con tono de alarma que al mismo tiempo imposta autodominio para infundirse autoridad, pero que sólo genera deseos de evadirse: "soy fulana de tal, soy la psicóloga de fulanito". Con lo que me quedo de de una pieza, porque el psicólogo que atiende a fulanito soy yo.
Me aclara "Soy la psicóloga del Hogar XX, me llamó la mamá de fulanito me preocupada porque en la institución dicen que fulanito prendió fuego un colchón. Eso es una exageración."
"Disculpe, pero eso fué exactamente lo que pasó. Si tiene alguna inquietud, puede llamar mañana y arreglamos una entrevista"
Es un resumen, le tuve que repetir varias veces porque no caía. Parecía el Reverendo Alegría cuando encuentran la plata de las limosnas en el cuarto de su hija.
Que en el rubro Salud Mental se registren casos de gente desubicada capaz de llamarte a deshoras para un intercambio que no va a producir ningún tipo de consecuencias, eso no debe sorprender: nunca se repetirá demasiado la regla de Ulloa que dice que las Instituciones terminan reproduciendo aquello que estaban originalmente destinadas a combatir.
Pero todavía hoy me sigue asombrando la capacidad de rechazar los hechos que llega a tener la gente.
Está visto que el empirismo es una de las ideologías más arraigadas: esperamos que el pensamiento interprete la percepción, que la realidad sea lo determinante en esa percepción.
Y es todo al revés: las ideas son previas, sobre todo ciertas ideas que necesitamos ver realizadas.
El chico de la historia tenía doce años, así que hay que reconocer que no era lo que uno espera de un nene de doce años. Lo que aprendí de él es que estamos cegados por lo que sabemos. Lo que sabemos es lo que sucedió con otras personas. Eso es la experiencia.
Hay un conjunto de personas que parece tener la intuición de que las cosas son así y saca provecho de eso. Son los creativos.
Digo que es una intuición porque lo saben, sin saber cómo lo saben. Hay creativos cultos como hay creativos brutales. No tiene correlación con el CI, aunque la creatividad en sí puede ser un recurso para rendir mejor en las pruebas.
Ya que gente respetable ha hecho su contribución especulativa, no me voy a quedar con las ganas y voy a hace mi experimentito mental.
Creo que para un acto creativo hace falta por un lado esa intuición, que viene a ser la dimensión cognitiva de lo creativo. Es un supuesto necesario para explicar que haya sujetos que son sistemáticamente "creativos", que una y otra vez se salen de lo previsto. Para esto necesitan tener el mapa de lo esperable, aunque lo lean de otra manera, pero lo tienen que tener.
No quiere decir que el creativo sorprenda cada vez con un truco nuevo: la mayoría de nosotros somos tan rutinarios, tan necesitados de sorpresas que nos dejamos embaucar con la misma gambeta una y otra vez. Lo único que se necesita es saber que vamos a seguir la mano con la pelotita roja para escamotear la moneda sin disimulo.
El mapa de la normalidad lo tenemos todos. Pero no lo leemos, generalmente los seguimos sin mirar. Como todo saber práctico, se actúa porque no es consciente, no tiene una representación positiva. Son instrucciones pero no para ser pensadas. Si uno se pone a pensar las instrucciones, el momento de actuar se pasa de largo.
Imaginen cómo levantar un brazo. Pensar en levantar un brazo es otra cosa que hacerlo, es imposible levantar el propio brazo con el pensamiento. Hasta es comprobable que si uno piensa mientras levanta el brazo, por ejemplo para tratar de controlar el movimiento, todo cuesta y tarda más. Las operaciones controladas conscientemente exigen más trabajo, pero son un paso previo de aprendizaje. Luego la consciencia de la acción se pierde y se actúa sin pensar.
Lo mismo vale para el acto creativo: poseer el mapa de lo normal, pero leerlo distinto, no implica tener un pensamiento reflexivo.
Implica moverse por los agujeros del mapa.
Y en eso es donde encaja el otro factor que supongo: un componente actitudinal, una predispocisión o un rasgo de personalidad, no sé.
Debe ser como un rechazo primario a lo conocido. O una atracción fuerte por la ausencia de guía. 
Ta vez se trate simplemente de que fastidiar al otro resulta tan placentero que se hace hábito y luego compulsión.

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