Todo va a estar bien, algún día

El culto de la delgadez nos tiene la cabeza muy quemada. Es como que en la evaluación de la estética se pone ante todo la escala de flacura, después, muy lejos el resto. Es decir, no es un factor entre otros con más peso que otros. Se ve a la gente como gorda o flaca, y recién ahí se hace la escala de mas fea a más linda. Una consecuencia de eso es que cuando alguien, sobre todo una mujer, adelgaza, le decimos que está linda, la felicitamos y nos imaginamos que va a estar feliz.
No sólo asumimos que se va a ver a sí misma más linda, como nosotros la vemos, sino que damos por sentado que sentirse linda es para ella un elemento clave de la felicidad.
Esto , en las mujeres que se "sacrifican" para estar flacas, porque se sienten más cerca de la felicidad así, funciona bien, les da una confirmación de que la cosa está funcionando. Todas las religiones necesitan la confirmación para mantener la fe.
Pero cuando una persona realmente gorda baja de peso, no se pone linda, ni se pone feliz, aunque probablemente se ponga más saludable en términos generales.
No conviene subestimar el nivel de extrañamiento que sienten los gordos con su persona física cuando bajan mucho de peso, sobre todo porque casi nunca es algo gradual. Por muchas razones los tratamientos que andan son los drásticos, nada de gradualismo: se cagan de hambre y pierden kilos en un proceso que para una persona cualquiera debe ser traumático como pasar una temporada en una isla desierta. Ellos también son personas cualquiera.
La piel les queda arrugada, la carne fofa, los brazos, muslos, la panza y el culo les cuelgan. Es como si se derritieran.
También está la pérdida misma de volumen. Si algo tiene un gordo es presencia física. Puede sentirse feo pero si de algo está seguro es de ser notado, y hay un nivel en que esa seguridad es muy importante.
Para algunas personas, la gordura es una forma de protección contra el abuso. Hay gordos agresivos y gordos pasivos, pero todos se sienten menos cuando se achican. Necesitan mucho para volver a confiar que tienen fuerza, que pueden oponerse a otros, que no los van a manipular. Esto último puede que se deba un poco a que en general los tratamientos que exigen una gran proporción de voluntad del paciente, obtienen esa voluntad a base de manipulación, sugestión y presión.
Aun sin cirugía, el tratamiento ataca en varios niveles:
Deprivación del cuerpo, deformación de la imagen, distorsión de la voluntad, abandono de recursos defensivos.
A cambio: terapia, ceremoniales, medicamentos, promesas. Beneficios? Evitar morirse tiene que contar para algo.
Pero si se pierde de vista la dimensión de un cambio corporal de esas dimensiones, se puede creer que es lo mismo que alguien que baja la pancita para ir a la playa.

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