A tontas y a locas

Hace poco circuló en la red social Twitter un intercambio donde el panelista Martín Tetaz se mostraba inclinado a considerar que 16 años era una edad posible para que alguien se dedique al trabajo sexual. No quise reproducirlo porque quienes le contestaban sostenían una postura que en mi opinión sirve al prejuicio de que todo trabajo sexual es trata de personas, y en consecuencia, legitima medidas policiales que redundan en poner a quienes hacen trabajo sexual bajo control de la policía.
Pero nunca está de más insistir con la cuestión de la edad del consentimiento. Sobre todo por el temita del consentimiento.
El sentido común nos dice que si no hay consentimiento, hay violación, y que para que el consentimiento valga, tiene que haber capacidad. Las personas inconscientes no pueden consentir, las personas asustadas no pueden consentir, las personas inmaduras no pueden consentir. Las personas necesitadas ¿pueden consentir?
Contra el trabajo sexual se argumenta que tampoco sería válido el consentimiento de las personas con necesidad de dinero. Es un argumento peligroso: si es cierto que la pobreza te condiciona, el estado de necesidad te condiciona ¿hay que concluir que las elecciones del pobre no son válidas? Un pasito más allá están los que dicen que los pobres no deben votar.
La llamada "edad del consentimiento" es una forma que tiene la ley de zanjar un tema muy difícil. Está claro que el calendario no hace que mágicamente una persona sepa si quiere cojer o no. Y también sabemos que hace falta un poco más que ganas de cojer para dar un consentimiento cabal. Sobre todo porque las ganas aparecen mucho antes que la capacidad para decidir sobre ellas. Necesariamente, porque hasta que no se experimentan no se puede aprender a manejarse con eso.
¿No podría darse el caso de alguien que sólo mucho más tarde empieza a sentir ganas? Claro, y es algo que pasa. Y esa persona quizás sienta muchas dudas acerca de lo que quiere. También pasa que las ganas se presenten (por muchos motivos posibles) antes de tiempo. Y también, que es lo que complica todo, aparecen en las personas que tienen limitaciones para razonar.
¿A qué edad pueden consentir las personas con retraso mental?
Varias veces me preguntaron, padres de chicos con retraso, si era conveniente llevarlos "a debutar". Estos padres en general estaban preocupados porque los hijos se masturbaban sin control.
Sin control quiere decir que lo hacen en público, o delante de hermanos, de hermanas, de otros niños cuyos padres se lo pueden tomar bastante mal.
También pasa que las formas del autoerotismo en las personas con retraso se aparta de lo "normal".
En la primera infancia hay muchas actividades eróticas y autoeróticas que se relacionan con diferentes partes del cuerpo, el placer es disperso y variado, una forma de sexualidad que llamamos "perversa polimorfa", que es distinta de la perversión adulta, no es una desviación de una norma, es una ausencia de norma. 
En la pubertad se da un cambio, que desde lo físico se traduce en que la estimulación de casi cualquier zona del cuerpo genera una excitación de los genitales, y posteriormente se da una selección donde algunas regiones de la sensibilidad pierden ese poder de excitación. Ese cambio muchas veces no se completa cuando hay retraso. Por eso son chicos y chicas que a veces tienen conductas que a los adultos "normales" les pueden chocar, y creen que si "la ponen" se van a normalizar (sobre el mito de la iniciación sexual como práctica normalizadora habría mucho para decir, si viene al caso).
A los efectos prácticos, valga la experiencia: en un caso que atendí, me enteré a posteriori cuando el padre me confesó haber llevado a su hijo a tener sexo con una profesional, con el desconcertante resultado de que el flaco ahora lo volvía loco insistiendo para volver.
Ahora ¿no era eso lo mismo que llevar a tener sexo a un niño? Los retardados no son niños, ojo.
Yo podría decir, de los y las pacientes que atendí suficiente tiempo, quién creo que podía dar un consentimiento válido y quién no.
Pero son personas a las que conocí muy bien, y con todo, mi opinión es en el fondo arbitraria.
Y no hay acaso también personas que no tienen ningún diagnóstico de retraso ni alienación, pero que uno realmente se cuestiona si tienen la capacidad de consentir. Hay personas que tienen relaciones en un contexto de manipulación, y realmente se forma una zona muy gris. Uno se siente inclinado a proteger a estas personas, pero tampoco se las puede privar de tener sexo porque nos parecen tontos. Es lo mismo que decirles "sos pobre/tontx/locx: no podés elegir con quién cojer".
Pensándolo bien, poner la sexualidad de las personas con discapacidad mental en manos de profesionales no es mala idea.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cómo hacer mierda todo con palabras

Los garcas

Canapé de mondongo (1)