Aplicaron rifle sanitario

El comentario de hoy debería ser sobre el asunto de la intervención policial que terminó con Chano Charpentier baleado. Pero no puedo juzgar porque en principio no tengo idea de qué pasó, tampoco tengo la historia clínica del tipo para decir si es adicto, psicótico, zarpado, narcisista, o si lo persigue gente jodida. Sólo tengo los dichos de los medios, y con eso se pueden hacer muchas bromas, pero nunca conocimiento.
Como saber, todos sabemos algo, que puede o no ser relevante. Todos conocemos un loco que se calmó y se rescató. Todos conocemos un psicópata que nadie encerró a tiempo y mató a alguien. Todos conocemos policías buenos, malos, vagos y serviciales.
Siempre hay un caso y un contraejemplo de cosas que salieron mal. 
La conducta humana es hasta cierto punto predecible. Por ejemplo, era obvio que ante un herido de bala se iba a reavivar la discusión acerca de si la policía debe usar las pistolas Taser, y reducir a las personas peligrosas con choques eléctricos. 
En Argentina tenemos algo de miedo de lo que podría hacer una fuerza que se especializó durante cincuenta años en el uso de la picana eléctrica como forma de tortura, si contara con aval para usar las Taser sobre civiles. Por otro lado, el tema es irresoluble: el uso de la fuerza necesariamente debe organizarse, porque existe, y los abusos del mismo no dependen de la tecnología. Así como muchos pedófilos buscan profesiones que los pongan en contacto con niños (no de manera calculada, la atracción puede manifestarse al principio en formas sublimadas, con meta sexual inhibida), muchos sádicos se sienten atraídos por las armas, la violencia, y entran en las fuerzas armadas o de seguridad.
¿Y los locos? Hay tantos violentos y/o sádicos entre los locos como entre cualquier grupo social. Si le tienen más miedo a ellos es por la fantasía neurótica de que la locura no conoce límites. En la fantasía, siempre hay otro que hace lo que se le da la gana. Alguien ya debe haber dicho algo respecto de si este rasgo de la imaginación es propio de la "modernidad", aunque los psicoanalistas más rígidos opinen que es un contenido universal. Otra fantasía más acotada es la que expresa esa leyenda urbana de que los drogadictos tienen más fuerza porque la droga les transmite poderes. Lo que tienen es anestesia, y cuando el cuerpo no siente dolor, puede hacer fuerza aunque se lastime.
Por el contrario, casi todas las facultades del "loco" están disminuidas, así que por más caótico que parezca, en realidad es más previsible, porque sigue sus impulsos. 
Los manuales tienen las reglas a seguir, están para leerlos.
Cierto que el manual no sirve cuando en lugar de locura nos enfrentamos contra el deseo de dañar. La voluntad de hacer daño a otros es uno de los destinos de las pulsiones de muerte, y cuando se pone en marcha, sigue ahí. Con suerte se la puede canalizar en alguna finalidad. Lamentablemente esa finalidad puede ser entrar en la policía...

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