La pedagogía del pensamiento

Desde que tengo memoria escucho decir que la escuela tiene que enseñar a pensar. Como todos los pensadores originales de los siglos XIX y XX se dedicaron a señalar los horrores del sistema educativo que tuvieron que atravesar, mucha gente se imagina que además de eliminar los maltratos, también había que hacer de ese sistema una máquina de producir vanguardistas.
Tal vez los pedagogos, los realmente formados en didáctica tienen una idea realista de su trabajo. Pero la demanda de una "escuela que enseñe a pensar, no a repetir como loro" está siempre a la orden del día a pesar de que el aprendizaje memorístico  se abandonó por lo menos hace setenta años. 
Seguro que cada uno tiene una idea propia de qué quiere decir con "enseñar a pensar". Casi siempre cuando dicen eso esperan encontrar un completo acuerdo del su interlocutor: son esas frases vacías que sin embargo funcionan como contraeñas de entendimiento. Coincidir en una de estas cosas da esa sensación de "somos los espabilados, somos más mejores que los demás". Y por supuesto, por más que se complazcan con ensoñaciones de clases inspiradoras de rutilantes singularidades. Pero atrás de eso hay un prejuicio que supone un pensamiento hegemónico malo, opresor y justificador de todo lo que me molesta y sobre el que se proyecta la causa de las frustraciones. Pensar en contra de eso, derrotar ese sistema de ideas es el paradigma de "aprender a pensar". No hay más más que eso.
¿Puede haber realmente algo que sea enseñar a pensar? No digo "acostumbrar a pensar", porque eso es crear el hábito de ciertos pensamientos. Tampoco cuentan como pensar los ejercicios neurocognitivos: son al pensamiento lo que la rutina de pesas al boxeo.
Lo mío no es ni será, creo, la didáctica. Pero así como los estudiantes de humanidades, los psicólogos también creemos en el fondo que nuestra ciencia explica todas las demás ¡Cómo no las va a explicar si todo se hace con la mente, y nosotros estudiamos la mente!
El budismo zen podría parecer un método de aprender a pensar, si sólo vemos lo que puede asimilar nuestra matriz occidental utilitarista de la educación. Como no somos Buda, no sabemos que busca esa gente, no conocemos el punto de llegada de esos recorridos, si es que lo hay. 
En el camino no está claro si buscan desarrollar o desintegrar los hábitos pensantes.
Personalmente, sólo puedo imaginar un aprender a pensar que fuera constructivo. Tendría que consistir en una serie de ejercicios progresivos de producción de ideas cualesquiera. Desde pensar neologismos hasta desafíos sin techo.
Se me ocurre que una tarea podría consistir en desarrollar un sistema doctrinario partiendo del supuesto de que una obra x contiene todo el sistema encriptado. Por ejemplo "La hija de la lágrima".


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