Cómo reconocer a un golpeador

Si hay algo que me produce calambres de ira ante la brutalidad son esas listas que publican desde las revistas "Para Ti" hasta campañas oficiosas de prevención y sarasa. Acepto que se busca el efecto de hacer visibles ciertas cosas, pero lo hacen por el camino de querer sembrar el estado de sospecha. Para bien o para mal, tampoco hay demasiada gente que se las tome en serio, la mayoría pasa de largo.
Es parecido a lo que pasa con los prospectos de los medicamentos: si uno recopila todos los efectos secundarios informados de cualquier remedio, los pone todos juntos en una lista sin nada que indique proporciones, es obvio que te lo tomás y te morís ahí. Seco te deja.
Supongamos un tipo supuesto, digamos el "adicto". Seleccionamos un conjunto de individuos, anotamos las formas en que manifiestan su adicción y las ponemos todas en una lista. Si después creemos que la lista indica rasgos para identificar adictos, pondríamos a todo el mundo en una granja para rehabilitación, porque aunque digan que no, nosotros sabríamos que una de las características típicas de los adictos es negar sus problemas con las drogas.
-Usted tiene problemas con las drogas.
-No para nada.
-¿Ve? Ni siquiera es consciente de sus problemas.
-Nunca me drogué.
-¡Ya tiene amnesia!
Esto no es un alegato contra el diagnóstico. Al contrario de lo que la mayoría cree, un profesional con recorrido, formación y capacidad puede diagnosticar con mucha precisión rápidamente. Sólo que un diagnóstico no es un razonamiento simple al estilo de "este tipo es un..." o "usted tiene LEPRA". 
Una mujer ingresó en guardia tras tomarse una caja de pastillas, el sanatorio pide evaluación por psiquiatría, aunque se da por descontada la derivación a internación. No es sólo que se tome pastillas, es que sigue con ganas de morirse.
Hablo con el esposo y me pregunta con tono ofuscado qué es eso de la derivación, por qué le están hablando de llevar a su señora a otra clínica. Le explico que los médicos indicaron derivación a internación en clínica psiquiátrica, que es lo que corresponde con una persona en riesgo, etc. y me dice que no, que su mujer no se quiere internar, que la va a llevar a su casa y la va a cuidar la hermana y qué se yo qué más.
Haciendo la salvedad de que las internaciones no le gustan a casi nadie, acá llaman la atención dos cosas: que sin haber preguntado ya "sepa" lo que quiere su esposa, y que se tome la molestia de avisar que se opone. Esto no requiere interpretación: lo primero es una forma de anular al otro como sujeto, conducta abusiva por si misma, lo segundo, o bien es un intento de manipulación muy básico, propio de un repertorio limitado, o es algún problemita con el control de impulsos.
Dos mas dos es cuatro: violento a la vista. No podemos saber si ya tiene varias palizas en su haber, si es de los que por ahora se limita a golpear la mesa o la pared para impresionar a los demás, o si es de los que se descontrolan con el trago.
Otra cosa sabemos: ahí una persona se quiere matar. Un amigo psiquiatra me decía "un suicida es como los que se tiraban por la ventana de las Torres Gemelas: se tiran porque atrás tienen un incendio y la ventana es su única salida".
No se trata de que yo piense "hizo esto, luego es un violento, porque estas son las cosas que hacen los violentos", lo que sé es que algo no anda bien, lo que hago es poner sobreaviso al médico, para que entreviste a la paciente lejos de la presencia del esposo. Lo que hago es asegurarme de que aún si no se interna, tenga un seguimiento.
Cosas que no vayan a causar daño innecesario, y nos dejen ver mejor. Tal vez el señor este sólo tiene una mala relación con los equipos de salud, dios saber que existen razones para eso.
Pero muchas veces me encontré con casos donde había maltrato y mucha gente no había visto nada.
Eso creo que se debe a que dan por cierto que un esposo quiere el bien de su esposa, que sabe lo que quiere su esposa y que le importa.
Hay que tener siempre la mente abierta a las excepciones. No hace falta ser desconfiado, no hace falta pensar que en todos lados hay violentos disimulados que uno tiene que descubrir.
Sólo hay que acostumbrarse a mantener varias hipótesis abiertas y tomar decisiones que sean relativamente válidas para todos los casos, y por supuesto que en la medida de lo posible permitar seguir obteniendo más datos.
Sin esa posibilidad, no sirve ninguna lista, por precisa que sea.
Como dijo Dolina "no se metan a pensar si no están acostumbrados"

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