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Mostrando entradas de mayo, 2021

La razón a los locos

Mi paciente sigue con problemas con su ex. Uno tiende a sospechar cuando estas cosas se alargan, pero cuando hay hijos de por medio no hay resolución: la sociedad que genera la crianza está ahí y no hay nada que hacer, o por lo menos nada sano. Estas son los situaciones en que dejo el lugar de terapeuta y tomo el de consejero: para algo tiene que servir la experiencia acumulada. Hace rato lo previne respecto de las discusiones que en definitiva son formas de contacto. No le digo qué hacer, sólo lo que puede esperar. Es como lo contrario al psicoanálisis: en lugar de preguntarnos qué sentido tienen las cosas que hace, imaginamos cómo se va a interpretar lo que quiere hacer. El mayor problema en las relaciones es el egocentrismo. Si existen inteligencias específicas, la que usamos para relacionarnos debe ser la menos madura, la más "preoperatoria", la más sesgada por nuestros impulsos, y particularmente suele ser donde menos nos cuesta salir de nuestro punto de vista.  En las c

Lo bello, si breve, dos veces breve.

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Hay una nota al pie de "Tres ensayos de teoría sexual", de Freud, que dice más o menos lo siguiente: en la antigüedad el deseo por un objeto enaltecía a ese mismo objeto, mientras que en los tiempos modernos se exige que el objeto sea digno de ser desado". Por más que busqué en los clásicos no encontré una sola referencia firma que me permita verificar eso. Hoy creo que fué una especie de recuerdo encubridor, que más bien debe ser eco alguna afirmación de uno de esos filósofos que se llamaron cínicos, o de los epicúreos a lo sumo. No hace falta recalcar que justamente los filósofos, como bien lo sabía Nietzche, son de todos, los seres menos representativos de su época. En la literatura del humanismo, en el renacimiento y en algo del barroco, conviven la exaltación del instinto, de los impulsos sexuales, con la retórica de los sentimientos nobles y de la pasión causada por la belleza. Después ni hablar: sólo se ocupan de relatar el amor por las personas lindas. Más bien c

No es droga todo lo que consumes V

Por si hace falta una prueba del sesgo que tiene la sociedad a la hora de imaginar las adicciones, observo que se habla de adicción a casi cualquier cosa imaginable, pero nunca se habla de adicción a la literatura. No cualquier cosa repetitiva es adicción. Tuve que volver a pensar en estas diferencias por las dudas de un paciente, con hábitos que algunos calificarían de adictivos. El flaco juega mucho en línea, y a veces siente que nada le interesa. Después vuelvo sobre eso. El juego ¿Se usa para aliviar el malestar o la angustia? Claro, como casi todos los mecanismos de defensa normales. Parece una pavada, pero no hay que olvidarse que existe algo que se llama una defensa normal, una tendencia a evitar el displacer que, a menos que uno sea un sádico moralista, no hay por qué patologizar. La ficción, cualquiera que sea, se usa para correrse de la realidad inmediata, de lo presente, de lo concreto. El refinamiento que alcanzamos en esto es para estar orgullosos como especie. Y el uso qu

Hijos del culo

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¿Ya se olvidaron del asunto de las familias ensambladas?¿Era una oferta sólo válida para Tierra del Fuego? Para mucha gente no es tema siquiera, hay todo un universo de familias que ya tuvieron hijos y no quieren más, familias que no pasan por divorcios, familias demasiado ocupadas en subsistir como para molestarse por esos detalles. También hay familias donde los roles están demasiado confusos y no se registran las más elementales relaciones de parentesco. Eso es tema para otro día. Igual me pregunto si la gente se olvidó de esa moda, porque de vuelta aparecen las dudas de los que salen con alguien con hijos. En general varones: a mis pacientes mujeres es más común que la gente con hijos les resulte irresistible. Como vienen diciendo hace mucho antropólogos y analistas, la paternidad es un problema, mientras que la maternidad pareciera que no. Basta recordar que sólo ante la bestialidad de los genocidas apropiadores de hijos hicieron falta pericias para determinar la maternidad.  El d

La estrategia de la vaca

Las vacas saben como voltear un alambrado. Se apoyan todas contra un cerco y presionan. El alambre se tensa y de apoco los postes van cediendo. Como la presión de las vacas es constante, los postes siguen cediendo hasta que al final se caen.  Hay personas que son como las vacas, van instalando pequeñas transgresiones, leves abusos, mínimas ventajitas. Son pavadas chiquitas de esas que te molesta más controlar que tolerar.  Cuando las cosas que se dejan pasar se repiten, se normalizan y el límite se corre. Porquue para definir normas somos en el fondo cartesianos. Descartes fué un filósofo raro que no se ocupó de decirle a los demás lo que tenían que hacer: se limitó a decir que él trataba de seguir al grupo de los que no exageraban mucho. Calculo que Kant tenía eso en mente cuando quiso fijar sus principios morales, él quería que fueran consistentes y sobre todo, universales, que no variaran con las costumbres. Pero la realidad le da la razón a Descartes.  Y de cada rasgo de nuestra fo

Lo primero es la familia

Cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario, por la cual dos personas se puede casar por el sólo hecho de quererlo, se alzaron las mismas voces que cuando se aprobó la ley de matrimonio civil en 1987, por la cual las personas separadas se podían volver a casar: esas voces siempre dicen que van a destruir la familia, y con la familia la sociedad, porque "la familia es la base de la sociedad".  La discusión siempre fué de sordos y telépatas: cuando decían "familia" estaban pensando en un modelo rígido que no admitía variaciones, mientras que del lado progresista se hablaba de derechos y cosas razonables mientras se alegraban justamente de que se cayera ese modelo de familia a medida del ejército y la iglesia.  Cuando la ley de matrimonio igualitario, el choque no fué tan duro, pero el cambio fué mucho más profundo: en un solo movimiento se separó el matrimonio de la función de reproducción vivípara. Los grupos conservadores ligados a la iglesia vienen temiendo e

No es droga todo lo que consumes IV

Hace muchos años solía dar una clase de adicciones como colaboración en un curso de Acompañamiento Terapéutico. Con el entusiasmo de la juventud, me complacía en ordenar las funciones del acompañante en tres niveles correspondientes a las instancias de la topología freudiana: el yo, el ello y el superyó. Para cada uno de estos grupos de intervenciones planteaba una forma de desviación típica y un eje que debía tomarse como referencia para evitarla. Me gustaba meter la dupla "vigilar y castigar" en el nivel de las intervenciones superyoicas.  La cosa es que en una de esas una de las alumnas se me acercó a hablar al final para preguntar mi opinión sobre la "adicción al sexo". Como soy un lento irredimible traté de contestarle seriamente mencionando mis dudas respecto del concepto. Trabajando con pacientes adictos a substancias se encuentran muchas conductas sexuales de riesgo, abusivas, impulsivas... La mayoría tienen que ver con las mismas condiciones que llevaron al

La quiniela psicosomática

Los números de la quiniela representan los sueños del uno al cien. Siempre me pregunto de dónde sacaron las correspondencias que ahora son una especie de canon, pero más me maravilla la pretensión de hacer de la serie de 100 "significados" algo que se presenta como un catálogo exhaustivo. Y debe funcionar, me dijo. Es imposible no pensar que debe funcionar, porque desde que existe ningún apostador se ha quejado de soñar algo que no pueda jugar. El I-Ching funciona igual, con sólo 64 elementos ¿Habrá un número mínimo de elementos tales que cualquiera pueda identificarse? ¿Será suficiente con dos opuestos? Si hay opciones, todo el mundo quiere saber cuál es la suya. Y si esa opciones son puercoespín o merluza, se van a estar contando las espinas. Así como se puede hacer un catálogo del "significado de los sueños", se lo puede hacer de cualquier cosa. Aclaro para los curiosos: en el libro ese que escribió Freud no van a encontrar nada de eso, sino más bien ejemplos que

Fantasías delirantes

-Hola, soy el Lic. Pirulo ¿hablo con la hija de Pepita la Pistolera? -Buen día, soy Juan Pelotas ¿hablo con el padre de Pulgarcita? -Cómo le va Licenciado Resolana, soy la esposa de Inodoro Pereyra. Por esas casualidades, hoy se acumularon los contactos con familiares. Y siempre aparecen dudas y puntos de vista al respecto. Tal no quiere que se hable con su familia porque vive mintiendo, tal otro está peleado con la familia. Un padre que se impacienta si no lo llama el psicólogo, una madre amenaza con denunciar porque cree que le quieren sacar a su hijo. La variedad de situaciones es interminable, y sin embargo siguen siendo situaciones marginales, salvo para quienes trabajan con niños. Y tengo que recordar que las consultas por niños van en crecimiento sostenido, en parte por la fama de los síndromes neurológicos raros, propios de celebridades, pero en parte también por la Educación Sexual Integral, que viene siendo un radar de situaciones de abuso, y porque en general se empieza a es

Consejos para separados

¿Consejos? Consejos. Los mejores consejos, los infalibles, son los que se hacen a posteriori:  -Mi matrimonio no va para atrás ni para adelante... -Y... no tendrías que haberte casado. -Este divorcio me está arruinando... -Hubiera sido mejor que no se separes. Como mucha gente se separa todo el tiempo, el bache lo salvamos gracias a la experiencia acumulada. Aunque la experiencia siempre sea lo que les pasa a otras personas, algo de pie podemos hacer en el hecho de que en general compartimos algunas características con esas otras personas. Así como el lenguaje es sabio, también es tramposo. Nos imaginamos que la relación con una persona es equivalente a nuestros sentimientos por ella. Y para los sentimientos, algunas personas son como las hadas de la historia de Peter Pan: tan pequeñas que sólo les cabe uno al mismo tiempo. Así se imaginan que estar enojado es sentir rechazo, o que tener ganas de cojer es sentir simpatía. Yo soy mal pensado, y entiendo que. como enseña el psicoanálisis

Malabaristas en problemas

Dicen las malas lenguas que los psicólogos empezamos esta carrera porque necesitamos resolver nuestros problemas. Que muchos estudiantes vengan haciendo terapia de antes no hace mella en este razonamiento. Lo que sí es una objeción seria a este prejuicio es lo siguiente: la idea de estudiar para resolver problemas propios es un concepto típico de gente normal, que piensa en autoabastecerse de algo para evitar un gasto. Equivocadamente proyectan esta supuesta actitud en los psicólogos, que justamente no son gente normal. Pero como no somos absolutamente anormales, a veces nos ponemos un poco autoreferenciales. Los días 10 se entregan las liquidaciones a las Obras Sociales, así que el trabajo de coordinación se convierte en un infierno por más de un motivo. Las fechas límite no se llevan nada bien con el trabajo en red, donde cada paso depende de tareas delegadas en colaboradores independientes que responden en la medida en que se lo permiten sus otros asuntos (esto es un problema, pero

La pedagogía del pensamiento

Desde que tengo memoria escucho decir que la escuela tiene que enseñar a pensar. Como todos los pensadores originales de los siglos XIX y XX se dedicaron a señalar los horrores del sistema educativo que tuvieron que atravesar, mucha gente se imagina que además de eliminar los maltratos, también había que hacer de ese sistema una máquina de producir vanguardistas. Tal vez los pedagogos, los realmente formados en didáctica tienen una idea realista de su trabajo. Pero la demanda de una "escuela que enseñe a pensar, no a repetir como loro" está siempre a la orden del día a pesar de que el aprendizaje memorístico  se abandonó por lo menos hace setenta años.  Seguro que cada uno tiene una idea propia de qué quiere decir con "enseñar a pensar". Casi siempre cuando dicen eso esperan encontrar un completo acuerdo del su interlocutor: son esas frases vacías que sin embargo funcionan como contraeñas de entendimiento. Coincidir en una de estas cosas da esa sensación de "so

Cómo reconocer a un golpeador

Si hay algo que me produce calambres de ira ante la brutalidad son esas listas que publican desde las revistas "Para Ti" hasta campañas oficiosas de prevención y sarasa. Acepto que se busca el efecto de hacer visibles ciertas cosas, pero lo hacen por el camino de querer sembrar el estado de sospecha. Para bien o para mal, tampoco hay demasiada gente que se las tome en serio, la mayoría pasa de largo. Es parecido a lo que pasa con los prospectos de los medicamentos: si uno recopila todos los efectos secundarios informados de cualquier remedio, los pone todos juntos en una lista sin nada que indique proporciones, es obvio que te lo tomás y te morís ahí. Seco te deja. Supongamos un tipo supuesto, digamos el "adicto". Seleccionamos un conjunto de individuos, anotamos las formas en que manifiestan su adicción y las ponemos todas en una lista. Si después creemos que la lista indica rasgos para identificar adictos, pondríamos a todo el mundo en una granja para rehabilitaci

La mamá de quién?

-A que no sabés quién llamó. -No sé -¿Te acordás de ese paciente que se fué? -¿Cuál? -El pibe que tenía quilombos en la casa. -Ahh...  -Sabés de quién te hablo ¿no? el que odiaba su trabajo. -Ehm... Esto pasa, a veces como broma interna, pero muchas, demasiadas veces, pasa en serio. Muchas veces creemos que le estamos dando a los demás una información clara y suficiente. El problema es que esa información se refiere a nuestro contexto, que ingenuamente creemos compartir con nuestro interlocutor. También ocurre que etiquetamos las cosas y la gente con criterios que sólo funcionan para los elementos que tenemos presentes en la memoria de trabajo, que no superan la decena. Un rasgo que es suficiente para distinguir a Juan del resto de los compañeros de la oficina, seguramente no sirve de nada para identificarlo entre los votantes de la misma mesa electoral. Quizás esto me pasa más seguido desde que tengo un rol de coordinación. Interactúo con colegas que tienen cuatro, cinco temas en comú

La técnica del rompeolas

La psiquiatría entendió en algún momento que la producción delirante de las psicosis no era la manifestación directa de la enfermedad, sino un intento de curación. Antes de la fase delirante hay un período de enfermedad que no origina consultas, porque el paciente está demasiado absorto en lo que le pasa, y los que lo rodean no ven nada porque por regla general sólo es problema lo que molesta. Las fases "prodrómicas" de las psicosis son tranquilas, a veces incluso sobreadaptadas. A pesar de estar atravesando un extrañamiento radical de la realidad compartida, el paciente anda por la vida sin hacer ruido. Lo que después aparece como delirio es su manera de tratar de volver a conectarse con el mundo, es un intento fallido, tal vez. En lugar de hacerle lugar en su mente a la realidad, sale a ocupar la realidad con sus propias ideas, por así decir. Pero no por fallida deja de ser una fase más saludable: compárese con lo que pasa en la catatonía. Es una retracción, un desprendimie