Trabajás al pedo
Un docente escribió hoy que la insistencia de la gente para que vuelvan las clases presenciales se debe a que piensan que ellos no trabajan cuando no están en el aula. En realidad, mucha gente piensa que el de las maestras no es trabajo, con que apenas se justifica pagarles el sueldo porque van a la escuela y por lo menos les cuidan a los chicos. Y esto lo piensa gente que capaz se dedica al comercio como actividad principal. Pero parece que el sentido común gira alrededor de la noción de ganancia. Si no se gana algo no hay trabajo. Y al enseñar ¿qué se gana? Casi nunca lo que la gente espera. La mayor parte del currículum explícito es "no rentable": una gran parte porque son competencias básicas sin las cuales las personas quedarían fuera de cualquier posible integración a la sociedad, y otra gran parte porque son competencias que la sociedad exige de las personas para beneficio del conjunto, es decir, de los demás. Para el sentido común, la educación representa sobre todo un requisito de admisión, por tanto un servicio negativo. Lo otro es la delegación del cuidado: esas horas libres sí son rentables.
El sentido común puede ser necio, pero no es bobo.
Algo parecido debe pasar con las psicoterapias. Al margen de que en la imaginación popular el terapeuta se sienta en silencio durante la sesión y te cobra una torta de plata por escucharte, las terapias, todas ellas, trabajan para que aceptes la frustración. Los psicoanalistas lo hacen en nombre del principio de realidad, de que donde el ello era el yo debe advenir, o de que cedas tu libra de carne, los cognitivos venden alivio al precio de controlar tus impulsos primarios.
Freud prometía rehabilitar a los neuróticos que habían llegado a un nivel de incapacidad para la vida sólo sostenible en el seno de familias pudientes, pero las estadísticas no mienten: las terapias crean dependencia, o los pacientes no se curan, o no se iban a curar, o los estamos tratando mal. O sí se curan, y quién te dice que no se iban a curar igual aunque no hicieran terapia.
¿La única justificación de las psicoterapias es que la gente quiere hacer ir al psicólogo?¿Tiene alguna utilidad la psicoterapia?
Esta pregunta es un poco injusta, porque cuando se dice utilidad, se dice utilidad para terceros. Pero también es deshonesto refugiarse en la intangibilidad de una demanda que nosotros mismos manifestamos no tener que responder.
De alguna manera se tiene que poder evaluar si se están haciendo las cosas bien. Si esta cuestión me da vueltas, insiste todo el tiempo, no es porque sea un misterio intangible. Yendo a los casos concretos, me tengo mucha confianza para opinar si se están haciendo bien las cosas o no tanto, especialmente en mis propios tratamientos. El problema es que todavía no encuentro la regla que sirve para sostener mi opinión. Intuyo que la debe haber, pero sólo tengo un puñado de ejes sin prioridades fijas.
El alivio de los síntomas es prioritario en muchos casos, pero en algunos no es conveniente atacarlo de manera directa. El progreso del paciente en distintas áreas de la vida es también importante, pero no todo depende de la terapia. La forma en que se usa el espacio de terapia me parece un gran indicador: si hay trabajo o si se evita, pero ¿cómo probarlo? y en tal caso cómo saber si el "timing" es el óptimo para avanzar cuando se puede.
Si un paciente tiene una discapacidad mental, es mucho más sensible, porque puede que tenga una limitación, y eso suma el riesgo de tomar la limitación como excusa para dejar que el trabajo se estanque. La mamá lleva a su hijo a terapia, a la psicopedagoga, al psiquiatra, y te pregunta si está bien todo ese trabajo, si está rindiendo. Yo puedo opinar muy poco desde afuera. Apenas puedo darme cuenta de cosas muy groseras cuando se empieza a acumular iatrogenia. Lo raro es que si se entra en detalles, se encuentran datos indirectos. Por ejemplo, si el equipo no comparte suficiente información, no significa que estén haciendo nada equivocado con el paciente, pero puede que sea mejor cambiar por un equipo mejor integrado, en todo caso, siempre y cuando se sume otro motivo.
Sospecho que voy a volver sobre esto mil veces.
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