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Mostrando entradas de 2023

Canapé de mondongo (1)

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Caminando con mi esposa, criticando al gobierno, me dice "son ordinarios". Amigos: se hizo la luz. Le dije que ese es el epíteto justo, el insulto perfecto para esta ultraderecha de neofascistas que se la pasan adorando imágenes creadas por ordenador de un líder musculoso, mandibuloso, de cabello limpio, un superhéroe de cómic americano. Porque toda su identidad reside en la justificación automática del éxito: les va bien porque son superiores, o les va mal porque "la casta" los oprime. Contento por el hallazgo, seguí el hilo de pensamiento con algo que siempre creí que está en el centro de nuestra identidad: todo argentino quiere salvarse. Así como queremos mandar nuestros hijos a la universidad, gracias a Sarmiento, a la reforma de 1920 y a Perón. Pero también, y quizás desde antes, desde Garay, queremos salvarnos. Eso me parece, ojo, pero veremos si se confirma. En muchos países hay lo que lleman movilidad ascendente y su contrapartida, el aspiracionismo. Si leen

Los garcas

La ley argentina de salud mental establece que toda persona con padecimiento mental tiene derecho a que no se considere el mismo como inmodificable. Lo cito casi literalmente porque es un concepto con el que me peleo cada tanto. Porque también creo que todo paciente tiene derecho a que quienes lo tratan no se engañen respecto de su condición. Y a veces sabemos que la cosa no va a cambiar. Los perfeccionistas nos pueden decir que lo correcto es decir que tal o cual problema no se puede resolver con los recursos disponibles, pero quién puede asegurar que no se pueda resolver más adelante. Aunque uno no suscriba todas las tesis del estructuralismo, no puedo dejar de encontrarme conque hay estructuras,  que desmontar las mismas implicaría básicamente destruir la personalidad, con la esperanza de construir una nueva sobre las ruinas. Por otro lado, me opongo al deshaucio de un ser humano: hasta ahora siempre encontré que la calidad de vida de cada paciente puede mejorar en alguna medida. Y

Tiempos virulentos

Esto no me pasó a mí ni pasó en el marco de un tratamiento, sino que corresponde al sector "atención al público". Cuando se gestionan recursos escasos, sistemáticamente va a haber gente frustrada por nuestra causa. Y realmente es así, no es sólo que uno sea la cara visible de un sistema perverso. Cuando se trabaja en un sistema perverso, uno es perverso. Pero no estoy acá para discutir formas de goce a las que quién sabe que vaya a pasar si cancelamos. Como se sabe y es esperable, esto resulta en que la gente sujeta a la atención al público termine enojada y agreda más o menos impotentemente al personal. Así las cosas, la pregunta es cuál es el nivel aceptable de maltrato que se puede considerar tolerable. Siempre hay un punto en que se dice "listo, hasta acá llegamos". Para los colegas que se encuentran con gente agresiva y se preguntan hasta dónte deben aguantar por el derecho del paciente a ser atendido, la respuesta es: no tienen por qué aguantar nada, vivimos e

Llegando los monos

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 Una jaula con monos. Una escalera. Colgando sobre la escalera, un racimo de bananas. Un mono sube la escalera. Todos los monos son castigados de inmediato. Otro mono sube la escalera. Otra vez son castigados. Después de repetir el procedimiento las suficientes veces como para que quede bien claro que subir la escalera acarrea un castigo colectivo, los mismos monos apalean a cualquiera que trate de subir. Entonces cambian uno de los monos por otro sin entrenar. Por supuesto, lo primero que hace es tratar de subir la escalera, conque los demás lo bajar a trompadas. Al rato lo intenta de nuevo, y lo vuelven a bajar. Así hasta que ya no lo intenta más. Entonces, cambian otro mono. El mono trata de subir la escalera, etc. Asi, van cambiando otro mono y otro. Al final todos son monos nuevos, que nunca fueron castigados por los guardianes, pero mantienen lo aprendido: al que sube la escalera, leña. Las bananas no se tocan. Este "experimento" ya es una parte del folklore de la autoa

El cambio de sexo en el matrimonio

A la gente casada siempre la vemos padeciendo limitaciones. El folklore nos convence de que cualquier asociación es limitante, y sobre todo si se trata de la vida sexual, sólo podemos ver el lado negativo. Ya es un misterio que no podamos dejar de hacernos problema por algo que es esencialmente fuente de placer. Pero es muy sospechoso que la narrativa generalizada se centre en todo lo que se pierde cuando las personas se unen y se ponen de acuerdo. No hace falta tener una idea determinista acerca de cómo el imaginario social nos condiciona, está claro que la mayoría de nosotros puede poner una prudente distancia entre la forma en que piensa y la forma en que actúa.  Si no fuera por eso, no habría matrimonios heterosexuales, porque la representación vigente es que eso es una aspiración femenina: el varón casado está castrado. Lo cierto es que hay parejas donde pareciera que la cosa funciona realmente así: los maridos eternamente tratando de no ser maridos porque eso los hace sentir meno

Es todo joda

 "Se les acabó la joda" pintaron los fachos arriba de loscarteles de Myriam Bregman.  Yo me pregunto ¿Qué joda?¿De qué están hablando estos tipos?¿No vieron un zurdo en su vida? Un repaso medio traído de los pelos me hace pensar que tratan de reciclar la retórica de "el curro de los derechos humanos", esa que usó el prejuicio de que todo mpleado público es un ñoqui para socavar lo que desde el Juicio a las Juntas es una política de Estado (de esas que se viven quejando que no tenemos): ser una sociedad democrática que no sólo respete los derechos y deje vivir, sino que también castigue y repare repare los abusos cometidos por el Estado. A eso hay que agregarle un tópico muy en boga, que es el de asimilar peronismo y comunismo, políticas sociales y comunismo, impuestos y comunismo, etc ¿qué es esto de que uno no pueda dictar su propia ley dentro de sus propiedades?¡COMUNISTAS! Puede sonar exagerado, pero es a donde van a parar. Y es una problemática importada, de EEU

Los que triunfan al fracasar

Freud escribió hace mucho tiempo sobre el masoquismo moral, la reacción terapéutica negativa y el tipo de carácter específico del que "fracasa al triunfar". Son cosas parecidas, y relacionadas, de alguna manera se pueden entender como consecuencias de la pulsión de muerte. Pero son cosas diferentes: conceptos que aplicamos en distintos ámbitos. Por ejemplo, el masoquismo moral no tiene nada de fracaso, no es anecdótico sino una cuestión constante, una fuerza que incide de manera regular en la forma en que una persona lleva su vida, una tendencia que le exige una cantidad de sufrimiento, y la lleva a encontrar ese sufrimiento en su vida. Nótese que esto no se contradice con llevar una vida exitosa en el sentido social. La reacción terapéutica negativa es un problema muy grave que se presenta como respuesta a un tratamiento. No es algo que anda dando vueltas por la calle. Ocurre en algunos casos cuando justamente se llega a una interpretación acertada, o a un punto de elaboraci

Qué raro piensan los matemáticos!

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El problema de los bidones: Te dan un bidón de cinco litros y uno de tres. El problema: medir cuatro litros con los dos bidones. La solución del libro de Paenza: Llenar el bidon de 3 Vaciarlo en el de 5 - Ahora hay 3 litros en el bidión de 5 Llenar de nuevo el bidon de 3 Llenar el de 5 con el de 3 - Ahora queda 1 litro en el de 3 Vaciar el de 5 Poner el litro que quedó en el de 3 en el bidón de 5 Llenar el bidón de 3 Vaciar el bidón de 3 en el de 5. Ahora hay 4 litros en el bidón de 5 Mi solución: Llenar el bidón de 5 Llenar el bidón de 3 con el de 5 - Ahora hay 2 litros en el de cinco Vaciar el bidón de 3 Poner los 2 litros del bidón de 5 en el de 3 Llenar el bidón de 5 Llenar el bidón de 3 con el de 5 - Ahora hay 4 litros en el de 5 Ahora ¿Cómo pasó eso? Paenza es un tipo con una inteligencia de categoría GENIO. El tipo se doctoró en matemáticas a una edad en la que nosotros apenas sabemos plancharnos una camisa, y encima ha demostrado que es un hombre de mundo, capaz de sentido comú

Tengo que decir o callarme

"-Pero entonces ¿tengo que decir lo que me pasa, o me conviene callarme? -Y... depende" Aunque parezca un cliché, es un diálogo real, y uno que se ha repetido. En la última entrada cité un artículo de @stavvers@masto.ai, que me pareció bastante bien ordenado en cuanto pensar criterios de pertinencia. Esta es la publicación: https://anotherangrywoman.com/2023/01/18/how-to-give-advice-on-the-internet-without-being-an-utter-menace/  Como van a ver, no habla de catarsis, ni de intervenciones terapéuticas. Todo lo contrario: habla de cuándo no hacer una de esas intervenciones odiosas que son los consejos no solicitados, la pedantería y el mansplaining. Lo primero a notar es que la misma definicion "no solicitado" pone un fuerte acento en la demanda (o su ausencia) del interlocutor. No es descabellado proponer que este debería ser el primer eje. Otro punto que es crucial: el sentido del mensaje sólo se produce en el receptor. Cómo resulta interpretado es lo que vale, más

Atar a la rata

Mucha gente trata mal a los demás simplemente porque puede, no porque puedan en general, sino porque pueden en ese momento en particular, o a esa persona en particular. Y con "poder" me refiero a que hacerlo no modifica nada de las condiciones que lo hacen posible. Poder, es poder repetir. Muy poca gente trata mal al resto cuando eso no se puede repetir.  La mayoría se controla hasta que sabe a qué atenerse con los demás. Si descubren que no tienen nada que perder con el otro, se dan permiso de ser una porquería. Si asumen que no pueden perder, también. Si creen que saben cómo va a reaccionar el otro, imaginan formas de evadir las consecuencias, y vuelta a ser soretes. Por eso, ante personas renuentes a moderarse, sea porque tienen pobre control de impulsos, sea porque se sienten un caso de excepción, el consejo es que perciban el vínculo con inseguridad, que nuestra presencia les resulte lo más condicionada. En sus experimentos con ratas, Skinner halló que las conductas-obje

La buena autocensura

Alguna vez ya comenté que mi viejo decía que para salir a cazar, lo mejor es la escopeta de perdigones, porque con eso "no le das a nada que no tengas a la vista", mientras que con rifles y carabinas, o aún con pistola, hay peligro de que una bala perdida lastime o mate a alguien. Algo parecido pasa con las palabras: tienen un alcance e impacto que desconocemos.  Una de las principales formas de acotar los efectos que sobrevienen cuando abrimos la boca, es cuidar el momento y la oportunidad. No se trata sólo del timing , que resulta de evaluar cuándo el receptor está en las mejores condiciones para procesar un mensaje, quedan una cantidad de cosas que nos guardamos y no decimos, incluso no escribimos. Hoy en día, hasta las historias clínicas son objeto de esta autocensura, o deberían, puesto que legalmente pueden ser reclamadas por los pacientes o sus representantes legales, que tienen derecho a solicitar una copia. Estamos seguros de que esto constituye no sólo una salvaguar