El culto de la personalidad

En los cursos de rrpp, ventas, parapsicología y manipulación en general es frecuente el consejo de tomar cada tanto una frase del interlocutor y repetirla para crear un efecto de fascinación que lo predispone a creer cualquier cosa.
Desde el tratado de hipnosis de Bernheim que no se veían intentos tan brutales de encontrar aplicación práctica a la psicología. Los otros popes de la ciencia se la pasaron corriendo atrás de los problemas en lugar de pensar en causarlos (que los hayan causado es otro cantar).
Por ejemplo Freud, que escribió la Psicología de las masas llevado por la preocupación que agitaba a la pequeñoburguesía europea respecto del avance de las organizaciones de trabajadores y la revolución rusa, buscó la explicación por el lado del narcisismo, el ideal del yo y la identificación, con que su modelo quedó bastante paternalista y superyo. Fueran las que fuesen sus preocupaciones por aquel momento, se ocupó especialmente de describir la ilusión del amor del líder de masas, y de su potencial como voz imperativa. Algo del espíritu de época debe haber ahí, visto lo que se fué gestando en esas décadas.
De todas maneras es muy útil el paralelo que traza entre la formación de masa, el enamoramiento, y la transferencia (positiva) dentro del tratamiento.
Nosotros no hacemos (no siempre) algo tan burdo como repetir el final de las frases del paciente agregando signos de interrogación. Sería interesante programar un "chatbot" que haga eso y ver cómo se sienten los usuarios después de un rato. Interesante y peligroso.
Si a veces le repetimos cosas que dijo no es tanto para preguntar como para afirmar, porque si hay algo difícil y raro en este mundo es que un ser humano tenga memoria de las cosas que dice.
Otras veces sí preguntamos qué quiso decir con esto o aquello, por método, porque los libros y la experiencia nos enseñan que nada es lo que parece. Hasta con frases obvias puede uno llevarse sorpresas.
Para que haya transferencia no alcanza con prestar atención. La atención es algo que sabe conseguir mucha gente, y hasta el más obtuso se da cuenta si le prestan atención o no: si fuera tan simple como reproducir frases, el liderazgo estaría mucho más devaluado de lo que está ahora.
Intuyo que Freud no podía salir del prejuicio de la faceta manipuladora de los líderes, el hecho es quea no se pregunta mucho en el texto por lo que pudieran hacer mejor algunos que otros, y que lleva a que sólo muy pocos candidatos se vuelven realmente populares, así como muy pocos artistas masivamente famosos.
Como somos malpensados, no podemos caer en la credulidad. Los líderes efectivos, como los terapeutas exitosos, no están dotados de ninguna clarividencia, no están necesariamente ligados a las expectativas que satisfacen en los demás. Por supuesto, no se trata de una cualidad moral. No tiene que ver con que haya honestidad en unos y falsedad en otros.
Un artista es lo más falso que existe: literalmente ofrece ficciones. Y genera el mismo efecto. 
Un terapeuta no puede decir mentiras, pero no porque esté mal, sino porque no quiere que el paciente niegue más de lo que hace por su cuenta.
Yendo a lo que es, la transferencia ocurre cuando alguien se siente hablado por otro. Cuando en lo que dice el otro reconoce algo que había querido decir.
Por qué no lo podía decir por su cuenta responde a diferentes motivos. Y es posible que sean esos motivos los que marcan el destino de esa transferencia, mucho más que el contenido que pueda atribuirse a esas palabras.



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