Tentaciones II

La gente cree que desea objetos. Y cree que los desea porque son bellos. La atracción funciona igual para el deseo sexual y para elegir un cuadro. Cuando estamos bajo el impulso de un deseo, no podemos dejar de prestar atención a la cosa, y caemos en la ilusión de que las cualidades sensibles de esa cosa tienen la clave de lo que nos mueve a desear. Porque al final ¿qué queremos hacer con eso? El sexo nos pone una respuesta obvia: queremos garchar con ese cuerpo bello.
Error. Son las ganas de garchar las que hacen que nos guste esa o tal otra forma corporal. 
Peroperopero, se ve venir la objeción: si fuera así nos gustaría cualquiera. Y no, porque hay un proceso de selección en base a rasgos. Los rasgos son los que incluyen a una persona en el conjunto de las personas que podemos desear. La belleza objetiva es un rasgo entre otros. Y uno particularmente discriminador.
Es totalmente posible un mundo donde la belleza no esté entre las condiciones a cumplir para entrar en la categoría de objeto sexual.
Piensen en el proceso: el impulso siempre es anterior a la representación. El impulso tiene que estar ahí desde un principio para activar el circuito cerebral que a nivel consciente se percibe como "ganas" ¿Y la imagen? la imagen llega muy rápido desde la percepción, especialmente desde los ojos, que están a dos sinapsis del cerebro. El resultado es que probablemente cuando empezamos a sentir "ganas" ya tenemos la imagen presente en la consciencia.
A la objeción de que si lo primero es el impulso nos debería gustar cualquiera se la contrasta con el hecho de que justamente no nos gusta cualquiera: hay muchas cosas bellas que no nos despiertan el menor deseo.
Entender esto es necesario para responder preguntas que son prácticas: nos interesa entender cómo es que a un flaco le gustan todas chicas controladoras, por qué a una chica todos los novios le salen alcohólicos.
La influencia del Edipo la conocemos: con encontrar que cada elección de pareja es una sustitución del padre o la madre tampoco parece resolverse gran cosa. A lo sumo se consigue que cuando el paciente reconoce a su madre/padre en el otro, le toma aversión porque le transfiere toda la carga de sus conflictos, y sale corriendo. Felicidades: fabricamos una fobia.

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