Canapé de mondongo (1)
Caminando con mi esposa, criticando al gobierno, me dice "son ordinarios". Amigos: se hizo la luz. Le dije que ese es el epíteto justo, el insulto perfecto para esta ultraderecha de neofascistas que se la pasan adorando imágenes creadas por ordenador de un líder musculoso, mandibuloso, de cabello limpio, un superhéroe de cómic americano. Porque toda su identidad reside en la justificación automática del éxito: les va bien porque son superiores, o les va mal porque "la casta" los oprime. Contento por el hallazgo, seguí el hilo de pensamiento con algo que siempre creí que está en el centro de nuestra identidad: todo argentino quiere salvarse. Así como queremos mandar nuestros hijos a la universidad, gracias a Sarmiento, a la reforma de 1920 y a Perón. Pero también, y quizás desde antes, desde Garay, queremos salvarnos. Eso me parece, ojo, pero veremos si se confirma. En muchos países hay lo que lleman movilidad ascendente y su contrapartida, el aspiracionismo. Si leen