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El sutil arte de hacerse el boludo

Una ayudita para cuando se crucen con una de esas personas que quieren llamar la atención. Esas que llamamos histéricas, sean hombre o mujeres. De la histeria en el varón sólo voy  a decir que es más complicada que en la mujer. Tal vez porque la cultura les dió a aambos un reparto desparejo, la condición viril no se lleva muy bien con hacerse objeto del deseo ajeno. Como sea, no hay que confundirse, hay que guiarse por el saber popular: la persona se hace desear, pera por lo mismo no soporta satisfacer al deseante. No se deja gozar. El problema es que una persona así puede resultar desde halagadora a insoportable. Eso no depende del tipo de personalidad, si no de la capacidad de tolearnacia a la frustración, de inhibición de impulsos y de sublimación que tenga. Una persona capaz de elaborar sus impulsos encuentra sustictucione simbólicas para el deseo sexual, y busca fama, hace chistes, diseña carteles, te invita un asado, toca la guitarra. Una persona que no tiene freno simplement...

La memoria larga y la memoria corta

Mi queja recurrente de los últimos días... meses. Le entrego información a mis colegas y me llaman para preguntar. Les hago manuales, me llaman para preguntar. Les envío los archivos que necesitan, me llaman para pedirlos. Les pongo cartelitos, los pasan de largo. Les explico por whatsapp, lo pierden. Me llaman de nuevo. La administrativa les pide un papel -que se indicaba en el manual, en el whatsapp, el mail, me llaman para protestar. No es todo el mundo, claro, la mayoría de a poco se las arregla para retener y encontrar lo que necesita. Tampoco se me escapa que la burocracia infesta las prácticas financiadas por el sistema de seguro médico, pero no es excusa: casi todos son egresados de la UBA, una institución que se caracteriza por no hacerte las cosas fáciles en materia de trámites. Y a favor de la teoría de las inteligencias múltiples: muchos que me piden ayuda de manera sistemática son profesionales de lo más competentes, de esos que querés tener siempre en tu equipo. La curios...

Especialidades colonizadoras

¿Alguien puede decir la diferencia correcta entre la neurología y la psiquiatría sin remitirse a las aplicaciones prácticas del momento? Pues no. ¿Y tomando en cuenta las patologías de que se ocupan? Antes sí, pero ya no. Hace cien años, los neurólogos se ocupaban del sistema nervioso como de una red de elementos conectados. Los psiquiatras se ocupaban de la conducta y el discurso. En cuanto a terapias... Encierro, frío, calor, baños... Pero entonces llegó el doktorrr... manejando un cuatrimotorrr... Lo que llegó fué la química y los psicofármacos. Dejando los mecanismos de acción al margen, que no es lo mío, se puede decir que todas las drogas actúan en el nivel de las sinapsis, en la comunicación de una neurona a otra. En esto la neurología y la psiquiatría están igualadas. Por eso empezaron a repartirse el sistema nervioso de a poquito, como las potencias europeas se repartieron África. La neurología arrancó por la periferia y las funciones neurovegetativas, mientras la psiquiatría ...

La casa del ser

Se acuerdan de esa frase "el habla es la casa del ser"? En la carrera de psico la remachaban sin descanso. Y para desilusión de los liberales que lloran por el adoctrinamiento universitario, cuanto más lo repetían, mas sonaba a chamuyo, o mejor dicho metachamuyo: las cosas que parecen ingeniosas pero que se usan para predisponer a la gente a creerse los chamuyos. Dejemos a un lado el existencialismo. Hoy aprendí que los que llamamos sordomudos no son sordomudos. Ellos tienen voz y la pueden usar. Me lo explicó un colega que trabaja con sordos, usa lenguaje de señas y le explica a los médicos que hacen implantes cocleares por qué no se resuelve todo con un aparatito. Por qué es necesario que los chicos aprendan el lenguaje de señas aunque después puedan recibir un implante. Me explicó que por más que consigan oír con un aparato siguen siendo sordos, y y que construyen su identidad incluyendo esa condición como un rasgo propio. Lo que más me gusta de mi trabajo es conocer de la...

Autogestión: menos es más

Al la gente le encantan los servicios autogestivos. Claro que todos saben que son una estafa, porque no son más baratos y uno hace cada vez una porción mayor del trabajo.  La parte difícil, además, que es la de encajar la experiencia analógica en el molde digital. Ahí sí que se  nota eso de que al deseo no le queda otra que pasar por los desfiladeros del discurso. En serio: en la era digital es más que necesario repasar ese grafiquito que hacía Lacan y llamaba "grafo del deseo". Sobre todo porque lo que el tipo discutía era la idea unidimensional de la "comunicación" que ya en los '60 se describía como una transmisión de información. Culpa de la guerra: las cosas que hacen los militares sirven de fetiche para imaginarse todo, más porque son héroes y todos queremos ser como héroes, que por la relación estructural de la racionalidad que gestiona la distribución de la muerte con las relaciones de producción que ordenan occidente. Los esencial y lo que tiene sentido...

La creatividad

De esto hace casi veinte años. Once de la noche, llamada al celular de número desconocido. Ignoro la llamada y vuelve a sonar. Como no atiendo, llega mensaje de texto, con la palabra "urgente" y el nombre de un paciente internado en la institución donde trabajaba entonces. Un poco fastidiado y un poco preocupado, uno atiende porque sabe que es el mal menor. Alguien convencido de que te tiene que transmitir algo urgente va a insistir y cada vez te vas a tener que preguntar a qué te arriesgas si elegís no enterarte. Una mujer desconocida me espeta con tono de alarma que al mismo tiempo imposta autodominio para infundirse autoridad, pero que sólo genera deseos de evadirse: "soy fulana de tal, soy la psicóloga de fulanito". Con lo que me quedo de de una pieza, porque el psicólogo que atiende a fulanito soy yo. Me aclara "Soy la psicóloga del Hogar XX, me llamó la mamá de fulanito me preocupada porque en la institución dicen que fulanito prendió fuego un colchón. Es...

Haz lo que yo digo...

...pero no lo que escribo. A la gente de leyes y a los académicos, les encantan las cosas por escrito. La cofradía de la infromática ya es otro cantar, porque si bien todo lo hacen por escrito, ellos están del otro lado del mostrador de la escritura, así que tienen derecho a mostrarse un poco cínicos frente a los fetichistas de la letra. Los psicólogos (y los médicos también) trabajamos con la palabra. Dependemos de lo que nos dicen como los marinos del principio de Arquímedes. Nuestras intervenciones son palabras, nuestro bisturí es la voz, nuestro medicamento el idioma. Hasta ahí todo bien, nos encanta escuchar y decir cosas ingeniosísimas. Y por más que nos digan vendehumos, la cosa funciona: la gente se siente mejor, los locos en general están menos locos, y los padres complicados torturan un poco menos a sus hijos. Llegará un día en que ya no hagan falta psicólogos... Como iba diciendo, decimos y nos dicen cosas y todo marcha bien. Y qué pasa con lo que se escribe? Porque también ...